POLITICA
Submarino ARA San Juan

De Kirchner y CFK a Macri: falta de reacción y fallas de comunicación

El santacruceño tardó dos semanas en hablar sobre Cromañón y Cristina lo hizo cuatro días después de Once. Tras un silencio inicial, el Presidente buscó mostrarse cercano.

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Ara San Juan. Macri se tomó el fin de semana y luego fue a ver a los familiares a Mar del Plata. | Telam y cedoc perfil

Al día siguiente de la pérdida definitiva de esperanzas respecto de la vida de los 44 tripulantes del ARA San Juan, Mauricio Macri quiso dejar registro público de su preocupación. Si bien no dio grandes definiciones, tras reunirse con los jefes de la Fuerzas Armadas en el Edificio Libertad, le puso su voz (con un intento de contención emotiva) a la tragedia del submarino. Hasta ayer, a nueve días de la desaparición y 27 horas después del anuncio de la explosión, el Gobierno había prácticamente tercerizado la comunicación en el vocero de la Armada, Enrique Balbi.

Así, Macri evitó que se acumularan horas de silencio presidencial frente a una crisis de impacto global. El timing de su reacción contrastó con el que mostraron sus antecesores Néstor y Cristina Kirchner  ante tragedias con algunos puntos de contacto, como la del boliche Cromañón, en 2004, y la de la estación de Once, en 2012. La ausencia de autocríticas, en cambio, fue hasta el momento un rasgo común en los tres escenarios.

El ex presidente Kirchner se tomó 14 días antes de denunciar una “irresponsabilidad asesina” vinculada al incendio que provocó 194 muertes jóvenes en la Capital. Y Cristina se pronunció cinco días después del accidente ferroviario que mató a 51 personas.

Existe, sin embargo, una diferencia importante entre los tres casos: al no dar con el submarino, el drama del ARA San Juan todavía está en pleno desarrollo. “El envío de información del gobierno hasta ahora fue periódico y realista”, opina el consultor Augusto Reina, politólogo y director de la cotizada Doserre. Pero a su vez advierte: “Cuando el tema está cerrado, la pregunta es quién fue. Acá todavía es dónde están. Es un discurso más en estado de cooperación que de persecución. En crisis como la de Once o Cromañón, el discurso contestatario, que busca fallas y señala culpables, emergió casi inmediatamente. En este contexto, aún está en segundo plano”.

El politólogo y consultor experimentado Mario Riorda percibe un manejo ambivalente por parte del macrismo. Si bien reconoce méritos comunicacionales, observa “descordinación” dentro del Ministerio de Defensa y un “desacople” en la estrategia de redes.
La participación de Macri estuvo destinada a dar contención a los familiares. Y eso es positivo: está probado que la gestión de crisis no sólo demanda un piloto de tormenta. La gente también exige un aspecto humano”, opina.

Riorda nota un mejor desempeño por parte del macrismo que del kirchnerismo. Obviando los detalles, culpas y matices previos, destaca una comunicación más profesional por parte de Cambiemos. Sobre todo en comparación con el “desmanejo” del kirchnerismo en los días posteriores el accidente de Once. Durante el acto por el Día de la Bandera, en Rosario, Cristina rechazó “la especulación de la foto o del discurso fácil, porque sé lo que es la muerte y sé lo que es dolor”; y ensayó una suerte de justificación, al afirmar que “si no hemos hecho más, es porque no nos ha alcanzado la plata”. Pese a  elogiar su apuesta por la contención, Riorda le cuestiona cierta displicencia inicial a Macri: “La gestión de crisis suele exigir un punto cero, anterior a las acciones a emprender: el reconocimiento de la anomalía. Y la voz presidencial llegó tarde y subestimando el riesgo. El fin de semana pasado se lo tomó para descansar y dijo estar ‘atento al caso’, algo que no se condecía con la situación del submarino”.