De los saltos a la modernidad a los saltos al vacío

Una semana después de la tragedia de Dolores, los gobiernos de la Nación y de la Ciudad de Buenos Aires anunciaron la construcción de un tranvía con dieciséis nuevos pasos a nivel. Presentado por la presidenta Cristina Fernández como "un salto a la modernidad", ese medio de transporte que la Capital Federal decidió discontinuar hace casi medio siglo por obsoleto, cuenta en la actualidad con un servicio reducido de 1,6 kilómetro, un costo de 47 millones de pesos y una demora de 12 minutos. Es decir, 9,3 millones de dólares por kilómetro y 8 kilómetros por hora. Un salto a la modernidad con costos del siglo XXII y una velocidad del siglo XIX, al que ni los turistas les interesa usar siquiera por curiosidad.

Pero el olvido de los siete muertos en el accidente sobre la ruta 63 y la desproporción entre velocidad y costos no son los únicos saltos al vacío: 72 horas después del anuncio de la ampliación de la obra, en la misma Casa de Gobierno la misma presidenta presentó el avance 2008 del denominado "Plan Estratégico Territorial (PET)" , en el que el tranvía de marras ni siquiera es mencionado en ninguna de sus 284 páginas. Solamente había transcurrido un fin de semana para que el "salto a la modernidad" se redujera a una expresión tan pequeña como para ni merecer mención en el PET. Por el contrario, en el "modelo deseado" para la ciudad de Buenos Aires se propone "eliminar las barreras urbanas de las vías ferroviarias"...

Un viejo conocedor de los pasillos del desaparecido Ministerio de Obras y Servicios Públicos reveló hace unos años a un grupo de periodistas los secretos de ciertos "estudios" de consultoría destinados al fomento del desarrollo de determinadas regiones del país. Por ejemplo, citaba que para la canalización del río Bermejo se había presentando casi un centenar de proyectos pero que, en realidad, se trataba de uno solo, con diferentes presentaciones.

"Todos sabían que los ministros, los secretarios y los subsecretarios pasaban y no se tomaban el tiempo de revisar los estudios anteriores; entonces, con cambiar las portadas, las tipografías y la ubicación de las fotos, el mismo trabajo pasaba como nuevo", mascullaba con la bronca de quien se sabe estafado y no puede hacer nada.

Quizás el PET no forme parte de la lista de presentaciones recicladas hasta el hartazgo, pero entre las obras que presenta como "Modelo deseado de territorio" figuran varias elaboradas hace más de tres décadas, cuya construcción fue presentada por muchos presidentes antes que la actual jefa de Estado. Es el caso de las centrales hidroeléctricas de Corpus y Garabí, cuyos estudios datan de 1972, por citar dos ejemplos. El paso del tiempo no es gratuito: la demanda de energía por lo menos se decuplicó en los 36 años transcurridos.

Las precisiones en la enumeración de las obras a realizar contrastan con la vaguedad en cuanto a su costo y financiamiento. En la mayoría de los casos se recurrió al conocido "s/d (sin datos)", que no es poca cosa en tiempos de turbulencias financieras internacionales y escasez de crédito local. Porque si se trata sólo de publicar proyectos, la industria editorial siempre está dispuesta a seguir imprimiendo libros. Pero la presentación de un plan de tal naturaleza no estaría completo sin la constitución de un "Consejo Federal de Planificación y Ordenamiento Territorial". Es una pena que los autores no hayan reparado que a once cuadras de la Casa Rosada está el edificio del Consejo Federal de Inversiones , que desde su creación hace cincuenta años viene acumulando una información valiosísima sobre las necesidades regionales.

Tampoco lo tuvo en cuenta la Presidenta, que en su discurso aseguró no recordar otro esfuerzo de planificación territorial desde el Segundo Plan Quinquenal del ex presidente Juan Domingo Perón. Si obvió los trabajos que en ese sentido realizó el CFI y el desaparecido Consejo Nacional de Desarrollo, hubo una iniciativa de la que no puede olvidarse.

Fue el 1 de mayo de 1995, cuando el entonces presidente y candidato a la reelección, Carlos Menem, presentó un "plan de desarrollo" que rápidamente pasó al recuerdo, sepultado por la contundencia de la frase en la que convocó a "pulverizar la desocupación". Entre los gobernadores asistentes a esa presentación en el Teatro Cervantes, el santacruceño Néstor Kirchner, también él aspirante a una reelección en la misma boleta partidaria, aguardaba la oportunidad de presentar su plan.
El honor le cupo a su esposa, tres días después de un salto a la modernidad tan efímero como un fin de semana.