POLITICA
ya nada ser igual

El campo abrió las grietas del kirchnerismo

Por qué la billetera no fue suficiente para mantener abroquelado al oficialismo. Las dudas de los gobernadores y la preocupación por la falta de diálogo.

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| Cedoc

Con la tregua del campo, terminó un momento del kirchnerismo como bloque de poder dominante. Sigue siéndolo y si bien superó la prueba de un paro durísimo del sector que es la locomotora económica del país han aparecido las primeras fisuras en el oficialismo, las que deberían obligar a su principal referente, el ex presidente Néstor Kirchner, a diseñar tácticas nuevas, que contengan las voces críticas.

Una voz disonante fue la del gobernador de Chubut, Mario Das Neves, un patagónico que quiere ser candidato en 2011 y que dejó trascender a la prensa una ríspida discusión con el propio Kirchner en Puerto Madero, antes del acto en Plaza de Mayo, en la que, siempre según su versión, se quejó amargamente del trato reservado a los gobernadores.

En otras palabras, el reprochó a Kirchner el manejo de la caja a la que contribuyen las cuestionadas retenciones a los productos agropecuarios que se exportan.

Los cordobeses Juan Schiaretti y su antecesor José Manuel De la Sota (otro que quiere ser candidato presidencial en la próxima elección) ya habían dejado de apoyar a los Kirchner casi en el mismo momento en que el campo comenzó a patalear.

En Santa Fe, el senador y ex gobernador Carlos Reutemann, a quien Kirchner quería en la conducción del nuevo Partido Justicialista, se puso del lado de los productores agropecuarios. Y en la vecina Entre Ríos, el hombre fuerte del PJ local, el ex gobernador Jorge Busti, se mostró partidario de un diálogo sin condiciones con el campo, mientras su sucesor, Sergio
Urribarri,   hacía malabares para contentar a los soliviantados ruralistas de su provincia y a la Casa Rosada mientras sufría al menos dos bajas entre sus asesores.

En Buenos Aires, el gobernador Daniel Scioli, un hombre de diálogo como le gusta ser definido, fue otro que anduvo a los malabares, soportando la desconfianza de los Kirchner.

En general, a los dirigentes peronistas les causó escozor que el gobierno haya confiado en Luis D`Elía como punta de lanza para mantener el control de la Plaza de Mayo. Y en la CGT, su secretario general, el camionero Hugo Moyano, tuvo que hacer regresar al millar de "muchachos" que había ido a correr a los piqueteros de Gualeguaychú cuando se dio cuenta de que ni los sindicatos amigos lo acompañaban en la patriada. Ni siquiera su aliado Gerónimo Venegas, titular del gremio de los peones rurales y secretario general de las 62 Organizaciones.

¿Qué quiere decir todo esto? Que la protesta logró abrir brechas en el kirchnerismo y que ahora Néstor Kirchner deberá apelar a la billetera pero no sólo a eso para mantener el dominio.


*Editor del diario Perfil.