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El frío vino del norte

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Por estos días, se cumplen 5 años del inicio del canje de la deuda, tras el default soberano más grande de la historia. En Buenos Aires, en medio de un tórrido verano, el escándalo -cuesta definirlo de otro modo-, en torno del Banco Central, calienta aún más el ambiente. A pesar de todo, en el gobierno, se especula con que se pueda anunciar el inicio del nuevo canje de deuda, justo en la misma época en que Néstor Kirchner hizo el suyo. Un buen motivo para mitigar la crisis, pensaron en la Casa Rosada. Un desahogo, murmuraban por lo bajo en el Palacio de Hacienda, para el marketing del ministro Amado Boudou.

Mientras tanto, en Washington, el frío arrecia cubriendo a la capital norteamericana con un espeso manto blanco de nieve y hielo. Al recibir un sobre, Daniel Martin, representante financiero argentino en los Estados Unidos, nunca imaginó su contenido. Lo abrió y leyó lo peor: la Securities Exchange Commission (SEC) había rechazado el prospecto presentado por el gobierno argentino para el canje de la deuda de los bonistas (hold-out) que quedaron fuera de la operación de 2005. La misiva estaba firmada por la presidenta del organismo rector de los mercados de valores, Mary Schapiro, una mujer de extrema confianza del Presidente Barack Obama.

El informe cuestionaba uno de los soportes económicos, no sólo, del prospecto en cuestión sino del modelo económico kirchnerista. Más allá de otras desprolijidades que contenía el documento elaborado por Boudou y su equipo, Schapiro puso acento en el rechazo al contenido de las cifras de las variables económicas.

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El blanco de las objeciones fueron los números basados en las estadísticas del INDEC, bajo la batuta del secretario de Comercio, Guillermo Moreno, un hombre del riñón de Néstor Kirchner. Los cuestionamientos de la SEC fueron originados en planteos de otro Schapiro: Robert, el co-presidente de la American Task Force for Argentina (AFTA), junto con Nancy Soderberg.

Tanto Soderberg como Schapiro, son hombres de entera confianza del Partido Demócrata y ambos sirvieron al expresidente William Clinton, durante su mandato y con un legajo impresionante. Soderberg como embajadora ante las Naciones Unidas y Robert Schapiro, como subsecretario de Comercio para Asuntos Económicos.

Tal es la confiabilidad con que cuenta Robert Schapiro en los Estados Unidos que su apelación ante la SEC resultó determinante. Más allá de ese cargo, Schapiro fue funcionario de carrera del Census Bureau, -el equivalente del INDEC-, y llegó a ocupar su máxima jerarquía, con un prestigio valorado a nivel internacional. De allí, que sus informes son hoy sumamente valorados en la administración Obama.

Para la SEC no queda claro la veracidad de las cifras y en estas condiciones no puede dar permiso para llevar adelante la operación. El prospecto del gobierno contiene pocas especificaciones sobre el capítulo de garantía de los nuevos títulos que recibirían los bonistas, por lo que la SEC no podía hacer lugar al canje.

Al mismo tiempo, la SEC pide aclaraciones sobre el debate y la situación de reservas del BCRA, por el decreto del Fondo del Bicentenario y la situación de Martín Redrado. Ahora el gobierno deberá modificar el prospecto. Ante tamaño cuestionamiento, Martin envió el informe a Nueva York para que el estudio Cleary Gottlieb Steen & Hamilton, letrados asesores del gobierno argentino, profundice el caso, y al Palacio de Hacienda.

A pesar del blindaje que Boudou quiso ponerle al informe, la noticia corrió rápidamente de Olivos a la Casa Rosada. Un clima de nerviosismo y furia cubrió a las más altas esferas del poder y no sólo contra el joven ministro. La ira apuntaba también contra la embajada en Washington por la falta de cintura para operar el "lobby" entre los demócratas. El último salvoconducto del kirchnerismo con el mundo económico, se esfuma.

El canje está a punto de naufragar y con ello, las esperanzas políticas del oficialismo de cara al 2011. En Balcarce 50, la tensión aumentaba a la par de los rumores de renuncias en el Palacio de Hacienda y que inundaron la City porteña. En lo que muchos consideran como la primera embestida de Néstor Kirchner contra Boudou, se obligó al joven ministro de Economía a dar una conferencia de prensa y dar la cara en medio de la crisis. El primer paso del desgaste.

El arribo desde Europa del economista Mario Blejer agregaba una dosis de suspenso. A pesar de las desmentidas oficiales, Blejer mantuvo un reservado encuentro en la Quinta Presidencial con el matrimonio Kirchner, tal como lo hace una vez al mes. En ese cónclave, los patagónicos habrían tomado una decisión crucial: ya no lo necesitaban en el BCRA y le habrían ofrecido tomar las riendas del Palacio de Hacienda, a lo que el economista pidió un tiempo de reflexión.

¿Por qué ese giro? Además del naufragio del canje, en Olivos, se admite, en sordinas, que la pelea con Martín Redrado por la continuidad en el BCRA, está virtualmente perdida en los tribunales y es mejor esperar hasta septiembre cuando concluya su mandato, un consejo que hasta el propio Blejer habría dejado al "Primer Matrimonio". Kirchner juega sus fichas a pleno. Sabe que el canje es el puente que lo puede devolver a los mercados y que le permitirá navegar sin zozobras hasta 2011, para reorganizar su intento final. Las relaciones amigables de Blejer con el mundo financiero son vitales para esa arremetida.

Acorde con el estilo Kirchner, no habrá cambios en medio de la crisis, pero quienes conocen el ambiente presidencial aseguran que la suerte de Boudou estaría sellada. Horas, días, tal vez.

 

(*) Agencia DYN