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Archivo | Coimas: la mano derecha del primo de Macri ya estaba en la mira por Odebrecht

Le adjudican ser el cerebro de la constructora del primo de Macri. Lo señalan como el contacto con los funcionarios que recibían coimas.

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Anotaciones y mails. A la izq., Sánchez Caballero, en 2016, firma un acuerdo para obras de Iecsa en Córdoba. | Cedoc Perfil

Nota de archivo de marzo de 2017.

“El encargado del área comercial es el mayor valor de una constructora. Es el ejecutivo que consigue los contratos, el que tiene contactos con el Estado”, explica un experimentado empresario de la construcción. En Iecsa, esa cabeza era Javier Sánchez Caballero. Se trataba del CEO de la constructora de Angelo Calcaterra, primo del presidente Mauricio Macri. En maezo de 2017, quedó envuelto en el escándalo del pago de coimas de la brasilera Odebrecht.

Sánchez Caballero, un ejecutivo de 62 años, cumplía un rol central, tal vez el más relevante en la compañía del primo presidencial: fue desde hace años el dueño de los contactos y el responsable de lograr los contratos y licitaciones de la constructora. Por eso, los bien entendidos lo resumían en una frase: “Calcaterra es el dueño, pero Iecsa es Sánchez Caballero”. 

Los investigadores brasileños están seguros de que el ejecutivo argentino cumplió un rol en los pagos ilegales para conseguir la licitación del soterramiento del Ferrocarril Sarmiento. Voceros de la empresa lo negaron y afirmaron que sólo trató temas técnicos de la obra con los miembros de su socia investigada.

La nueva vida de Ángelo Calcaterra, el primo de Mauricio Macri
Angelo Calcaterra, primo del presidente.

Sánchez Caballero es ingeniero industrial del Instituto Tecnológico de Buenos Aires (ITBA), donde se recibió en 1978. De la mano de Franco Macri, escaló alto. En 2002, cuando el padre del Presidente era el dueño de la constructora, Sánchez Caballero fue nombrado gerente de Desarrollo de Negocios y desde entonces no paró de crecer en la conducción de la empresa.

En 2017, Sánchez Caballero quedó involucrado directamente en el Lava Jato. El medio Estado de Sao Paulo, uno de los más prestigiosos en ese país, dio a conocer un documento de la Policía Federal en el que se analizan e-mails que comprometen al ejecutivo.

La Justicia en Brasil está convencida de que la sigla DGI era un código entre los ejecutivos de Odebrecht para referirse a sobornos y Sánchez Caballero aparece en los mails de Mauricio Couri Ribeiro como “contacto directo” para tratar los temas de “DGI” en el soterramiento del Sarmiento, la obra que Odebrecht comparte con Iecsa y que ganó durante la era K. En la Argentina, la sigla DGI corresponde a Dirección General Impositiva. En los e-mails del ejecutivo Couri Ribeiro sobre Sánchez Caballero, la sigla DGI aparece junto a otros ítems, como “impuesto a los sellos” y “pagamento de IVA”. Pero la sigla DGI se repite a lo largo de numerosos mails y anotaciones personales de Marcelo Odebrecht, de Couri Ribero y otros cómplices con una sigla velada de soborno.

El dueño de la empresa brasileña habla de esa sigla con receptores de coimas, como el ex tesorero del Partido de los Trabajadores (PT), João Vaccari Neto. En otro mail, hablan de DGI con otro ex funcionario argentino, Raúl Biancuzzo.

El documento judicial que publicó PERFIL en febrero de 2017 no da vueltas: “No restan dudas de que el empleo de la sigla DGI por parte de ejecutivos de Odebrecht está asociada a pagos ilícitos operados por el sector de Operaciones Estructuradas”, el departamento de coimas montado por la empresa para gestionar los pagos a políticos de Brasil y otros once países, incluida la Argentina.

La acusación contra Sánchez Caballero no pudo llegar en peor momento. El primo del Presidente estaba a punto de cerrar la venta de Iecsa, según sostenían los voceros de la compañía. El empresario esperaba una última oferta de una empresa china. Si no le satisfacía, cerraría el acuerdo con el argentino Marcelo Mindlin