POLITICA
giro del presidente

El manual del funcionario perfecto del PRO

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El desplazamiento de Carlos Balbín confirmó el giro de Mauricio Macri. El Presidente pasó de la tolerancia permanente con sus funcionarios hacia una actitud de mano dura interna. En contra de su discurso histórico en favor de mantener al equipo, en un lapso de seis meses Macri apuró las expulsiones de Alfonso Prat-Gay, Isela Costantini, Daniel Chaín y Carlos Melconian. Y ahora agregó a la lista al Procurador Carlos Balbín.

Si bien no existe un manual sobre el funcionario perfecto del PRO, y a su vez cada despido encerró una trama particular, los principales motivos de las modificaciones fueron: excesiva autonomía, diferencias en las políticas de fondo, problemas operativos y posturas no alineadas con los intereses del Gobierno.
Cerca de Macri admiten que hubo un error de casting en la elección de Balbín para el puesto. Una equivocación que planean enmendar con la designación de su reemplazante: Bernardo Saravia Frías, más consustanciado con la causa.

En los otros cambios de gabinete, a diferencia del choque abierto que mantenía Balbín con la línea oficial, los cortocircuitos fueron más específicos. Tanto el ex ministro Prat-Gay, como Costantini (al frente de Aerolíneas Argentinas) y el presidente del Banco Nación, Carlos Melconian, se habían ganado la enemistad de los (ex) CEOs Gustavo Lopetegui y Mario Quintana, vicejefes de Gabinete con Marcos Peña. Macri tercerizó en ese trío gran parte de la gestión y el control de la performance interna.
Sin haber sido expulsado, el segundo de Juan José Aranguren en el Ministerio de Energía, José Luis Sureda, se fue de un portazo. “O mis convicciones o su autoritarismo”, planteó. Otro desalineado fue el radical Leandro Despouy, quien hasta hace poco era el representante para asuntos de Derechos Humanos. Despouy disentía con la postura oficial respecto a la situación de Milagro Sala.