POLITICA

El Netflix de Flor K: Los cortos villeros que coordinó la hija de la Presidenta

El Festival Internacional Unasur Cine volvió a presentar filmados en barrios vulnerables, un programa que dirigió la hija de la presidenta.

Florencia Kirchner coordinó seis cortos que se realizaron en diferentes villas.
| Cedoc

Víctor Hugo Morales no es el único amigo de la Casa Rosada que tiene una visión propia sobre las villas. Florencia Kirchner coordinó "La mirada propia", el proyecto cinematográfico del Festival Internacional Unasur Cine que ahora vuelve a exhibirse en la tercera edición que se lleva a cabo en San Juan desde el 12 al 19 de septiembre.

La hija de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner fue coordinadora general del proyecto, que se llevó a cabo en 2013 con apoyo del INCAA, de la entonces Secretaría de Cultura de la Nación y de la Fundación Cine con Vecinos.

La joven cineasta reunió varios cortos realizados por habitantes de barrios vulnerables, que actuaron y filmaron sus propias historias. Las películas son seis y fueron filmadas en diferentes barrios: Las familias, en el barrio Evita, en Caseros; Mi barrio, en Ciudad Oculta de Lugano, Emergencia, en el barrio Cildañez; Mi caballo, en el barrio La Garrote de Tigre; Hay equipo, en el barrio María Teresa de Calcuta, en San Juan; y Kevin, en Villa Paula, en el departamento cuyano de Chimbas.

Flor K sostuvo que su elección de barrios emergentes se debió a su intención darles las mismas herramientas para contar sus historias que tienen los otros sectores sociales. "Me gusta ir a los barrios y creo que todos tienen que tener acceso a las mismas cosas que tiene la clase media y la clase alta", afirmó y remarcó que no fue una elección política, sino que "es inclusión social" y que es "el deber de cualquier ciudadano".

La hija presidencial se radicó en Nueva York para estudiar cine en la New York Film Academy, una prestigiosa escuela de cine donde realizó un curso de dirección, durante 2010. Tras la muerte de su padre, Néstor Kirchner, el 27 de octubre de ese año, abandonó los estudios y regresó al país para apoyar a su madre.

“Cuando uno conoce el lenguaje puede plasmar su visión, cuando uno tiene la cámara la puede registrar, pero cuando falta la vía que la va a mostrar todo parece desplomarse. Las luchas para abrir las vías se fueron multiplicando, y más miradas comenzaron a plasmarse en los cines, televisores, y también en el mundo virtual, internet. Falta, y mucho para que esas vías sean completamente abiertas, quienes queramos eso, tendremos que buscar las mil y una formas para seguir moviendo las barreras que las traban. La propia mirada es una de esas formas”, explicó Florencia en el texto que escribió a modo de presentación del film, ya que no pudo viajar a San Juan para la presentación.

"'La propia mirada' es una de esas formas. No vendrán grandes cineastas a hablarnos de lo que sucede en los barrios. No vendrán periodistas a hacer informes. Tampoco vendrán cabezas de la multimedia a explicarnos como sienten aquellos que no son ellos. Ellos, los trabajadores y trabajadoras, las amas y amos de casa, los y las jóvenes del barrio, luego de una charla sobre el lenguaje del cine, tomarán en sus manos las cámaras y registraran de la manera más libre a modo de ficción o documental eso, eso que los representa, su propia mirada", agregó.

Los cortos que reivindican la vida en barrios precarios reaparecen en un momento particular para el debate sobre las villas. El mes pasado, Teresa Parodi fue acusada de quedarse con fondos de programas culturales en las villas que había iniciado su antecesor, Jorge Coscia. La semana pasada se conoció que la población en asentamientos creció exponencialmente durante la "década ganada" y Víctor Hugo Morales salió a defender la vida en esos lugares. El locutor uruguayo incluso condujo un programa desde la Villa 31 de Retiro. Sus expresiones fueron criticadas por Margarita Barrientos, directora del comedor Los Piletones; por Jala Jala Romero, periodista de la Villa 31, y por miembros de la Junta Vecinal de la Villa 21-24 de Barracas.