POLITICA
Con la eleccion en la mira

El PRO y la Coalición Cívica unirán sus bloques en la Ciudad

20170421_1196_politica_C93girXXoAEBmkD
Selfie. Lilita y Larreta, el jueves durante su reunión en Olivos. | Twitter
Horacio Rodríguez Larreta se sacó un peso de encima. Con la confirmación de que Elisa Carrió encabezará la boleta de diputados en Capital consiguió la carambola que tanto buscaba: tener una candidata que le pueda dar un plus electoral, y a su vez aislar a Martín Lousteau. Con la UCR excluida y la Coalición Cívica como una única socia minoritaria del PRO, el larretismo prevé una serie de beneficios indirectos: escaso conflicto en la negociación por los lugares en las listas, una Carrió protagonista de la campaña ante la ausencia de figuras propias, y la posibilidad de consolidar un interbloque en busca de mayor acompañamiento de la CC en las votaciones.

A cambio de la postulación porteña de Carrió, tanto el alcalde como Mauricio Macri acataron su pliego de condiciones: la entronizaron y dieron fe ciega de su honradez, haciendo un equilibrio algo incómodo en la pulseada entre la diputada y el presidente de la Corte Suprema, Ricardo Lorenzetti. La gobernadora María Eugenia Vidal no se mostraba tan dispuesta a hacer semejantes concesiones. De hecho, nunca la convocó en privado ni la sedujo a través de los medios, para sumarla como candidata bonaerense. Si bien ése no fue el único motivo de su apuesta por la Capital, Lilita decodificó perfectamente la frialdad que le dedicaban.

Cerca de Vidal admiten que preferían un postulante de perfil más bajo que Carrió. O mejor dicho, uno que evite las fricciones en la convivencia de campaña, ya sean problemas de cartel, de egos o diferencias de fondo. El ministro Esteban Bullrich rankea en esa categoría, pero también figuran el neurocientífico Facundo Manes, la ex interventora del gremio Somu Gladys González y hasta la legisladora Graciela Ocaña. Carrió ya pidió para esa boleta también a Toty Flores y Marcela Campagnoli.

En la Capital, en cambio, los larretistas hacen el cálculo inverso: no presumen choques de estilo con el alcalde. El fuerte de Rodríguez Larreta nunca fue el carisma, tampoco la empatía. Y hasta se entusiasman con una Carrió que humanice a la estructurada tropa del PRO y conduzca el pulso de la campaña.

Sobre la decisión de correr a Lousteau y al aparato radical porteño (conducido por Enrique “Coti” Nosiglia), el macrismo responde con un formalismo: en cada provincia, Cambiemos vive una realidad distinta. Así, el espacio de Larreta busca no pagar el costo del desaire a la UCR. El antecedente de Chaco, donde en los últimos días se profundizó la ruptura de Cambiemos (el PRO y la CC versus la UCR), juega en favor de ese argumento.