POLITICA
en la facultad de derecho de la uba

El segundo debate promete esta noche una mayor confrontación

Después de la experiencia del domingo pasado, el candidato del Frente de Todos volverá a mostrarse agresivo.

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Primer round. Es la primera vez que el debate es obligatorio. | CNE

“Es la última jugada que tenemos”, dicen cerca de Macri. Con más interés aún que en el primer capítulo en Santa Fe el domingo pasado, Mauricio Macri, se prepara para debatir hoy con la esperanza de polarizar la elección con Alberto Fernández, el candidato del Frente de Todos.

Según confiaron en el oficialismo, esta vez el jefe de Estado se mostrará “más duro” que el debate anterior y apuntará directamente contra el kirchnerismo en materia de corrupción y lucha contra el narcotráfico como dos ejes centrales.

“Es la última jugada que tenemos”, describe uno de los funcionarios que trabaja en Casa Rosada, y agrega que, aunque no se abandonarán las promesas y propuestas de campaña, también se verá una confrontación directa con el kirchnerismo. En ese marco, a diferencia del primer debate donde solamente se aludió a Cristina Kirchner en tres oportunidades en las más de dos horas, el oficialismo buscará criticar a la ex presidenta abiertamente.

El mismo equipo que viene trabajando desde la Ciudad con Macri, comandado por el jefe de Gabinete, Marcos Peña, fue el que preparó al Presidente en estos días. Entre viajes al interior tenía preparados documentos y en estos dos días ensayó sus presentaciones. “Sumate con el hashtag #MacriPresidente para multiplicar nuestro mensaje de esperanza”, pidieron desde el comando de campaña a los seguidores.

Junto a Peña colaboran el secretario General de la Presidencia, Fernando de Andreis; el secretario de Comunicación, Jorge Grecco; el subsecretario y escritor, Hernán Iglesias Illa; el filósofo Alejandro Rozitchner; el pensador y funcionario Iván Petrella y la Directora de Discurso, Julieta Herrero. A ellos se sumaron la fonoaudióloga presidencial, Micaela Méndez, y el histórico vocero Iván Pavlovsky. También participó el candidato a vicepresidente, Miguel Pichetto, quien fue uno de los que viene proponiéndole a Macri que intensifique sus críticas a la dupla Fernández-Fernández. Eso sí, el mismo senador peronista comenzó a quejarse –en público y en privado también– de Peña y parte de su equipo.

Al igual que en el anterior debate, la falta de cruces directos implica una suerte de monólogos que se van sucediendo. El domingo pasado, por caso, Alberto Fernández tuvo la oportunidad de hablar en varias ocasiones justo después del Presidente. Esta vez será distinto.

Quién ganó el primer debate presidencial, según los analistas

 

Alberto anticipa que mantendrá la dureza contra el Presidente

Lejos de tomarlo como un error o signo de agresividad, Alberto Fernández podrá volver a mostrar “el dedito acusador” esta noche, en la segunda edición del primer debate presidencial. El candidato del Frente de Todos volverá a hablar con dureza contra su principal competidor, Mauricio Macri, convencido de que solo repite las críticas que los votantes le transmiten en las recorridas.

Fernández ocupó parte de la tarde del sábado para leer sobre los temas que le tocará presentar. Seguridad; empleo, producción e infraestructura; federalismo, calidad institucional y rol del Estado; y desarrollo social, ambiente y vivienda serán las temáticas que deben abordar. Al igual que cuando prepara las clases de derecho que da en la UBA, el candidato presidencial se enfocará (como lo hizo para el primer debate) en cumplir con el tiempo que tiene en cada exposición. Sabe que tendrá enfrente un Presidente más confrontativo de lo que se mostró en la primera edición y no tendrá reparos en responderle. Sobre todo, cuando lo ataque por la corrupción durante el kirchnerismo.

“Seguramente seguirá mintiendo, está en su naturaleza. Esta semana se la pasó mintiendo, debe ser que no encuentra otro camino”, dijo el candidato opositor sobre la performance de Macri, y en declaraciones a C5N agregó: “Le debe haber ido muy mal para ocuparse de mi dedo índice, que no es un gesto de agresividad ni prepotencia. Necesitaría muchos dedos índices para marcar las malas políticas”.

Cuando distintos dirigentes le preguntan sobre el debate, Alberto minimiza sus efectos y lanza: “Esto no es un debate”. Sin embargo, evalúan de manera positiva la primera presentación. Para la confrontación con los otros cinco candidatos, el peronista descartó prepararse junto a su equipo, más allá de una charla sobre la estructura. “Cómo voy a couchearme por los gestos o posturas, si no le gusta el dedito acusador que haga las cosas bien”, repite.

En la Facultad de Derecho no estará su compañera de fórmula, Cristina Kirchner. Como en el primer debate, la candidata a vicepresidenta seguirá la presentación desde el sur. Esta vez si estará Sergio Massa en la comitiva.

Fernández descarta que la confrontación de esta noche genere más o menos votos. Ya se siente presidente, a tal punto que, durante la “Marcha del millón” que organizó Juntos por el Cambio, tuvo tiempo para dormir la siesta.

Macri y Fernández fueron los dos que manejaron mejor los tiempos y en casi todas las oportunidades lograron finalizar sus alocuciones justo sobre el límite establecido, lo que demuestra el entrenamiento previo.

Mira puesta en el “dedito”, la dicción, los tiempos y los minutos de silencio

La polémica por el uso del “dedito” en alto de Alberto Fernández y la atención sobre el minuto de silencio de Nicolás del Caño o los titubeos de Roberto Lavagna en el primer debate presidencial coparon buena parte de los análisis sobre la performance de los seis candidatos, lo que demostró la importancia que tiene la gestualidad, más allá de los contenidos de sus exposiciones.

Durante más de dos horas, los aspirantes a la Casa Rosada se esforzaron por expresarse de la manera más clara posible sobre los cuatro ejes temáticos propuestos, pero también intentaron ceñirse a los tiempos preestablecidos, optimizar la dicción y jugar con las entonaciones para lograr un mayor impacto en el discurso general. En varios casos lo lograron, en muchos otros no.

“Volvió el dedito acusador, volvió el atril, volvió la canchereada. El kirchnerismo no cambió. Por más que se oculte o trate de mostrarnos algo distinto, es lo mismo”, advirtió el presidente Mauricio Macri luego del debate, en el que su principal rival utilizó ese recurso en varias oportunidades para retarlo. Fernández le retrucó que “el Presidente está preocupado porque levanto mi índice al hablar. Pero hay índices que le arruinan la vida a la gente y condenan a millones a la pobreza”. En ese contexto, el candidato del Frente de Todos concluyó: “No tengo que usar más el dedo…el mejor gobierno es el que se acerca a la gente y no le exige que la gente se acerque a él”.

Sin embargo, para Daniela Aruj, consultora en comunicación política, “Alberto lo va a seguir utilizando porque es algo muy natural en él. Cuando tenés muletillas, cuando tenés este tipo de gestos, es difícil quitarlo, aunque posiblemente lo use menos”, indicó en diálogo con PERFIL. Para Aruj, la gestualidad de los candidatos constituye un área de gran importancia para la conformación general del discurso y prueba de ello fue que Mauricio Macri viajó a Santa Fe con Micaela Méndez, su foniatra. “Macri estuvo mejor, menos suelto al principio y se fue soltando al final. También ganó velocidad en la dicción y cuando se le empezó a complicar, trató de frenar y vocalizar”.

Macri y Fernández fueron los dos que manejaron mejor los tiempos y en casi todas las oportunidades lograron finalizar sus alocuciones justo sobre el límite establecido, lo que demuestra el entrenamiento previo. Por el contrario, Juan José Gómez Centurión fue el que más se excedió en los tiempos, mientras que a Roberto Lavagna le sobraron segundos al exponer sobre un área clave como Educación y Salud.

“Lavagna tiene que mejorar todo, hubiera sido más conveniente que no se presente, fue muy poco efectivo y dejó abiertas muchas preguntas”, evaluó Aruj, quien marcó como un punto a favor en la comunicación no verbal el momento en el que Del Caño hizo relucir el pañuelo verde en su muñeca en apoyo a una ley de aborto.

Espert, muy suelto en el manejo de la cámara, tuvo varias sesiones de preparación con su compañero de fórmula Luis Rosales, un experto de los medios que lo estuvo ayudando

El resto, con pequeñas correcciones

El primer debate presidencial dejó muchas enseñanzas para Roberto Lavagna, Juan José Gómez Centurión, José Luis Espert y Nicolás del Caño que desplegaron distintas estrategias durante la semana para intentar mejorar sus performances de hoy, a solo una semana de las elecciones.

Centurión, uno de los que más complicaciones tuvo en el manejo de los tiempos, trabajó ese aspecto y también trató de mejorar la entonación para resultar un poco más natural en su mensaje. Desde su equipo de campaña justificaron sus limitaciones discursivas porque “no es un candidato hecho por el marketing o el coucheo”, señalaron a PERFIL, al tiempo que resaltaron que “fue un candidato propositivo que no mintió en los datos”.

Espert, muy suelto en el manejo de la cámara, tuvo varias sesiones de preparación con su compañero de fórmula Luis Rosales, un experto de los medios que lo estuvo ayudando con los distintos ejes temáticos, pero de acuerdo a lo que comentaron, no hará mayores cambios en lo gestual.

En el Frente de Izquierda, en tanto, quedaron muy contentos con la repercusión en redes sociales que tuvo la participación de Del Caño. “Este domingo esperamos repetir los resultados e impulsar más fuertemente el despliegue de ideas de la izquierda en las redes sociales”, señalaron desde el comando de campaña y anticiparon que el candidato hará alguna referencia a la defensa a la dictadura que, a su criterio, hacen Espert y Centurión y que no pudo marcar el domingo pasado.

Lavagna, que tuvo algunas dificultades con el ritmo de su mensaje y que también desperdició tiempo en su planteo sobre Educación y Salud, anticipó que no hará modificaciones. “Seguiré diciendo cosas aburridas como la del hambre, de Ciencia y Tecnología, si eso es aburrido, no importa, soy aburrido”, dijo en el Coloquio de IDEA, en línea con su intención de ceñirse a las propuestas por sobre las chicanas.