Luego del anuncio de la compra de 300 pistolas Taser por parte del Gobierno, y de la defensa esgrimida por el Ministerio de Seguridad nacional, trascendió que a partir de marzo, en la Ciudad de Buenos Aires, comenzaría su utilización en estaciones de subte e inmediaciones.
Según consignó La Nación, la decisión ya se tomó en el Ministerio de Seguridad porteño, y comenzaron tareas de capacitación dentro de las fuerzas de seguridad. A su vez, en la misma cartera están realizando estudios para fijar los horarios más convenientes para el uso de estas armas no letales. Entienden que, por ahora, sólo es pertinente accionarlas en tumultos o en detección de delincuentes dentro de ambientes cerrados.
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Diego Santilli, vicejefe de Gobierno a cargo del Ministerio de Seguridad y Justicia, agregó por su parte que al mismo tiempo -y también en estaciones de metro- se aplicará el reconocimiento facial para detección de sospechosos con antecedentes.
Cuando comenzó el debate sobre el uso de las Taser, Patricia Bullrich se había defendido aludiendo a que “es un arma intermedia: no letal e individual. Además de fácil de portar”. Por otra parte, explicó que en los trenes “mucha gente va parada y el policía no tiene posibilidad de salir rápido si hay una agresión”. En ese caso, considera la ministra, “el uso de un arma común es más complicado que el de una intermedia".
La Taser se acciona e inmoviliza a la víctima, a través de 19 contracciones musculares en 5 segundos. Luego, según comentan, se recupera la movilidad.
Desde el Gobierno nacional afirman que la decisión sobre este equipamiento tiene “consenso social”. En Capital Federal, un fallo de la Corte Suprema de Justicia le dio vía libre para su uso en 2016. Desde el entorno de Larreta dudaban de su ejecución en la actualidad, sin embargo, a partir de marzo comenzarían las primeras pruebas.