POLITICA
CARRERA ELECTORAL 2013

El Vaticano se mete en la campaña

La designación de Jorge Bergoglio como papa fue recibida por todo el arco opositor de la política argentina como una bendición.

Daniel Scioli, Lilita Carrió, Mauricio Macri, Hermes Binner, Ricardo Alfonsín.
| Cedoc

La designación de Jorge Bergoglio como papa fue recibida por todo el arco opositor de la política argentina como una bendición. Automáticamente, todos salieron a celebrarlo y elogiarlo, intentando dejar en evidencia también las diferencias entre el Sumo Pontífice y el gobierno de Cristina Kirchner. Sin embargo, es difícil que alguno de ellos pueda capitalizar el fenómeno y aprovecharlo electoralmente.

Se repite así una tendencia de los últimos tiempos. Cada vez que el kirchnerismo sufre un cimbronazo, la oposición se ve beneficiada, pero ningún espacio logra sacar provecho. La tirante relación de Bergoglio con el kirchnerismo, además de las críticas que algunos sectores le dispensaron, generaron una sensación de perjuicio para el Gobierno. Y desde la oposición, en este caso, diversos dirigentes sacaron a relucir sus vínculos con el flamante Papa e intentaron así colgarse de su sotana.

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El problema, para la oposición, es que nadie tiene el monopolio de la representación papal. Desde Gabriela Michetti hasta Elisa Carrió, pasando por Daniel Scioli o Hugo Moyano, son muchos los dirigentes que pueden dar muestras de un vínculo con Bergoglio.

“Su elección va a tener un efecto político”, aventuró Hermes Binner estos días, pero no atinó a describir cuál será. Elisa Carrió, en tanto, vaticinó que “Bergoglio es el mayor signo de que vienen tiempos distintos para nosotros”. “Esto empieza a marcar un futuro promisorio para todos los argentinos”, deslizó, en la misma línea, Mauricio Macri, quien de todas formas prefirió “no politizar”.

Muchos, además, salieron a destacar sus encuentros con Francisco. “Yo recibí críticas por verlo, pero a mí me hacía bien”, describió Daniel Scioli, en una muestra de que es cada vez más opositor que kirchnerista. “Siempre fue para mí un momento de reflexión, de consejo y un lugar donde encontré paz y sabiduría”, expresó Macri.

De todas formas, existen riesgos al sumarse al fenómeno papal. Por ejemplo, decisiones del Gobierno porteño, como izar una bandera del Vaticano en la Plaza de la República o decretar el asueto en las escuelas el martes por la mañana, ya generaron rechazos.

“Creo que su figura ayudará a la democracia, a la libertad de expresión, a la visibilidad de los problemas sociales en Latinoamérica, al diálogo. Coincide con la agenda de la oposición, pero el papado es un tema demasiado grande como para establecer una relación directa”, consideró Patricia Bullrich. “Sí influye en el ánimo del oficialismo, que está por el piso”, agregó.

Ernesto Sanz, en tanto, también sostuvo que la novedad va a tener “una enorme repercusión política, porque encima va a amplificar los dichos de Bergoglio”. Se refería, en especial, a sus críticas a la pobreza y a la corrupción, entre otras. “La noticia cae mejor en la oposición, porque le quita votos al oficialismo; la sociedad lee los dichos de (Luis) D’Elía, Horacio Verbitsky o la mujer de Boudou (Agustina Kampfer)”, argumentó, aunque relativizó que los opositores puedan aprovecharlo de una manera especial.