POLITICA
traspaso del juego a la ciudad

El verdugo de Cristóbal López revela detalles por primera vez

El asesor presidencial Fabián “Pepín” Rodríguez Simón dice que el empresario se creía “intocable” y que con el kirchnerismo el negocio “no se controlaba”.

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‘Pepin’. Es uno de los hombres de mayor confianza del presidente Macri. | Nestor Grassi

Fabián “Pepín” Rodríguez Simón es uno de los hombres de confianza del presidente Mauricio Macri, y tuvo a su cargo la negociación con los empresarios para el traspaso del juego a la Ciudad, un proceso que terminó ayer tras años de litigios judiciales, negocios oscuros e irregularidades.
La historia se remonta a 1992 cuando Hapsa, de Federico de Achával, comenzó a explotar el Hipódromo para “actividad hípica y turf”, hasta 2002, cuando se asoció con Cristóbal López. Al año siguiente Néstor Kirchner y Aníbal Ibarra firmaron un polémico convenio por el cual acordaron que el 30% del canon iría para la Ciudad y el 70% para la Nación. El mismo día de diciembre de 2003 Kirchner autorizó 1.500 tragamonedas en Palermo, cinco meses después otras 1.500, y a días de dejar la Presidencia prorrogó la concesión 15 años y permitió 1.500 máquinas más. “Un escándalo”, dice ‘Pepín’. “Y con la complacencia de la Justicia Federal obtuvieron una cautelar que prohibía cualquier actividad tendiente a la percepción de Ingresos Brutos”, agrega.

—¿Por qué no avanzaron con el traspaso cuando Macri llegó a la Ciudad?
—Acababa de renovarse el convenio automáticamente y había medidas cautelares. Ni siquiera podíamos ejercer el poder de policía de las normas locales como higiene, seguridad, habilitaciones. Ni sobre las instalaciones del juego ni sobre los negocios colaterales como los restaurantes y recitales. En 2011, podríamos haber denunciado el convenio. Pero la situación política nos era adversa. Si lo denunciábamos dejábamos de cobrar la plata y teníamos que iniciar un largo juicio de incierto resultado. Recién en mayo de 2015, Macri resolvió denunciar el convenio. Apenas ganamos las elecciones, ratificó su convicción, se subió la alícuota de Ingresos Brutos del 8% al 12%, y se pidió regularizar la actividad.

—¿En ese momento se reunió con López y De Achával?
—Sí. A comienzos de 2016. Primero decían que no había nada que regularizar, ya que la seguridad jurídica exigía que siguieran operando como lo habían hecho bajo el gobierno K. Les dije que no sólo tenían que comenzar de inmediato a pagar sino también saldar la deuda desde 2003. Respondieron que no tenían nada que regularizar, que la Lotería Nacional K nunca había observado ninguna irregularidad y que la Ciudad no tenía ni potestad tributaria ni poder de policía. Les aclaré que no había nada que negociar, que se los iba a tratar como un contribuyente más. Y no precisamente buenos cumplidores. No sé si me tomaban el pelo o lo creían, pero se empezaron a rasgar las vestiduras quejándose de que se los perseguía políticamente. Me dio la impresión que creían que era todo un acting para mantener todo igual. Cristóbal me planteó, poco convincentemente, que quería irse del juego para no perjudicar a su socio. Un par de días después de esa reunión, que terminó muy mal, saltaron las maniobras de evasión de otras de sus empresas con la AFIP.

—¿Le ofrecieron coimas?
—No. Quizás se dieron cuenta de que si lo hacían los iba a denunciar al toque, o pensaban que lo iban a arreglar en otra ventanilla. Quizás se creían intocables por sus contactos políticos. Hubo algunos episodios de difamación en los medios de Cristóbal: tengo un juicio contra (Roberto) Navarro en C5N (dijo que regenteaba un prostíbulo y me dedicaba a la explotación de menores), y se retractó al aire. Mientras, Lotería prohibió los cajeros automáticos dentro de los locales y Hapsa denunció penalmente a todo el directorio. En junio de 2016, el Presidente creó una comisión con un cronograma de transferencia. A esa altura los operadores, a las puteadas y sin poder creerlo, empezaron a pagar Ingresos Brutos (en aquel momento unos $ 50 millones por mes) y entraron a la moratoria del blanqueo por unos $ 2 mil millones.

—¿Hoy el juego está controlado con el traspaso?
—La nueva gestión creó un centro de monitoreo de control online con el mejor sistema de fiscalización de Latinoamérica. Antes la decisión política era no controlar nada.

—¿Cristóbal manejaba Lotería durante el kirchnerismo?
—La Justicia, la AFIP y la UIF están investigando. Roberto López (quien era su titular) es de Santa Cruz, no tenía antecedentes ni como controlador ni como regulador y habría sido contador de Cristóbal y del matrimonio Kirchner.

“Controlar apuestas online”

—¿Piensa que hay que acotar el negocio a futuro?
—El juego está mutando. Y creciendo. Hace muchos años la actividad se centraba en el turf, en el Prode, en las quinielas. Hoy son las maquinitas aunque ya es claro que la tendencia es el juego y las apuestas online. Creo que también está pendiente la revisión de los subsidios estatales al turf, ya que un país con un 32% de pobres como nos dejó el kirchnerismo no puede darse el lujo de subsidiar los premios que se llevan los dueños de los studs (muchos de los cuales son operadores del juego, sindicalistas y empresarios ricos). Al tratarse de una competencia local, cada provincia trata el tema de forma distinta. Estoy orgulloso de la firmeza con que Vidal se opuso al crecimiento del juego en la Provincia, la no autorización del Bingo La Noria pese a las presiones que sufrió es un ejemplo. Pero jamás conocí a Melitón López y hace años que no veo a Lanusse (a cargo de la Lotería bonaerense).

—¿Qué otros cambios habría que realizar?
—Debería crearse un organismo federal, al que adhirieran para que fije estándares para la actividad ajustados a cada jurisdicción (cánones, oferta lúdica, modalidades, impuestos, cantidad de empleados) y que centralice y transparente la actividad. Además, debería regular el juego y las apuestas online, lo que constituye un desafío debido a vacíos normativos.