POLITICA
Tras los incidentes del 7m

En la CGT cierran filas con la vieja guardia y le ponen una fecha al paro

El triunvirato acordó con los caciques Moyano, Caló y Barrionuevo seguir con el plan de lucha. Mañana emiten un documento y el jueves anuncian la huelga, para el 4 o 6 de abril.

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Atril. Los líderes cegetistas quieren mostrar que no perdieron poder y que son ellos quienes marcan los tiempos de las medidas contra las políticas de Cambiemos. | Marcelo Aballay
La CGT quiere dejar atrás la polémica por los incidentes, redoblar la presión sobre el Gobierno y aislar a los elementos “kirchneristas” y de la “izquierda” que causaron los desmanes del acto en la marcha del 7M. Con este fin, acordaron emitir un documento el domingo y, el próximo jueves, anunciar la fecha del primer paro nacional de la CGT unificada.
El acuerdo para la continuidad del plan de lucha fue alcanzado en una reunión que, por segunda vez en diez días, contó con la presencia de dos “caciques” retirados, Antonio Caló y Luis Barrionuevo. Antes de la marcha, Hugo Moyano y Barrionuevo habían compartido otro encuentro con el triunvirato y el resto de la conducción. Allí acordaron la estrategia para intentar mostrar que los sindicalistas son quienes definen los tiempos, por eso evitaron confirmar la fecha del paro esta semana, tras los incidentes del 7M.

El domingo, la CGT dará a conocer un texto en el que fijará su posición sobre la marcha, los incidentes y la reacción del Gobierno. El jueves anunciarán, tras la reunión del consejo directivo, la fecha definitiva de la primera huelga general nacional contra Cambiemos, que será la primera semana de abril (aún no se definió si el martes 4 o el jueves 6).
El documento, anticipó a PERFIL uno de sus autores, cierra con una frase en la que oponen su posición a “la ausencia de consenso” y el “cuanto peor mejor”. Un modo de diferenciarse tanto del Gobierno como de los sectores del kirchnerismo, a los que apuntan por querer utilizar a los sindicatos como un vehículo de desestabilización.
Los más moderados, que preferían una impasse más larga entre la movilización del martes y el anuncio de un paro, aceptaron que se debía definir una fecha cercana. La respuesta del Gobierno apuró los tiempos, no los gritos o las corridas del martes, aseguran.

Testimonios coincidentes recabados por PERFIL indicaron que causó mucho enojo que la única medida concreta sea una convocatoria para los gremios industriales, los más afectados por despidos. Se los invitó a una reunión con los ministros Jorge Triaca (Trabajo) y Francisco Cabrera (Producción), lejos de las expectativas de quienes se ilusionaban con que el plan de lucha hiciera rodar la cabeza de este último funcionario, identificado como el principal responsable de la apertura de las importaciones y los despidos.
Entre las protestas más repetidas figuró que el “Gobierno intente minimizar la movilización” y el énfasis que pusieron en “los incidentes” algunos funcionarios nacionales. Algunos secretarios generales de la mesa chica indicaron que cargos nacionales “operaron” en los medios y difundieron el rumor de contactos telefónicos del Presidente previos a la marcha para que no se anunciara la fecha del paro, como publicó el jueves Clarín (ver aparte).

Tras el acto. El encuentro del jueves y varios contactos sucedidos en la semana también buscaron dejar atrás las diferencias que surgieron por los incidentes. Distintos integrantes de la mesa chica coincidieron en un error de organización, que dejó despejado el espacio de las calles laterales y ofreció un claro aprovechado por quienes fueron a increpar al triunvirato. Y admiten que hubo desatención del cordón de seguridad detrás del palco.

Usualmente, los actos sindicales tienen al frente a Camioneros, luego a UPCN y a la Uocra. Los estatales permiten separar a camioneros y hombres de la construcción para evitar peleas. Suele ser imposible llegar al frente sin una pechera de alguno de los gremios. Eso no ocurrió, algo que algunos adjudican a la falta de organización o la llegada temprano de grupos que fueron a alterar los discursos.

Pablo Moyano fue, como es habitual, el más vehemente a la hora de repartir culpas. Dijo que “esto con Hugo no pasaba”; cerca del dirigente apuntaron a la falta de cintura del triunvirato. Pablo mantiene un fuerte enfrentamiento con los integrantes de la dirección colegiada: Héctor Daer, Juan Carlos Schmid y Carlos Acuña. Antes del acto amenazó con retirarse del consejo directivo de la CGT y desafió su autoridad invitando a los líderes de la CTA al edificio de Azopardo.

Otros sectores apuntaron que el responsable de la seguridad era un moyanista de paladar negro, como el panadero Abel Frutos, y que incluso las personas que oficiaban de custodios son del gremio camionero. Es el mismo personal que custodia Azopardo en las reuniones. Sin embargo, aclaran que “nadie quiere crucificar a Frutos; fueron incidentes menores”, explicó un secretario general. Otro, más picante, recordó que en el acto de San Vicente, en el que quedó inmortalizada la imagen de “Madonna” Quiroz a los tiros, también había estado a cargo camioneros.