POLITICA

Famosos en la política generan más rechazo que en los 90

Especialistas discuten si sumar celebridades a una campaña es un mal necesario. Fotos.

Los especialistas dicen que desmerece a las instituciones, pero que a veces es necesario.
| Cedoc

Los reiterados ofrecimientos que recibió Rocío Marengo para saltar a la política como candidata volvieron a poner el foco en la farandulización de la política. ¿Por qué regresó el fenómeno que fue típico de los 90? ¿Es similar a lo que ocurrió aquellos años, cuando Carlos Menem convenció a figuras como Daniel Scioli, Carlos Reutemann o Palito Ortega?

“La diferencia es que en los 90 fue el oficialismo el que lo impulsó: Lole, Scioli, Palito, fueron convocados en un momento de crisis del PJ, y aparecieron como una alternativa los extrapartidarios. Ahora es la oposición la que está buscando estas figuras”, explicó el consultor político Hugo Haime. “En ese momento, el oficialismo tenía votos que necesitaban una cabeza. Hoy el problema es que no hay partidos ni tampoco hay demasiados dirigentes que la gente esté mirando”, agregó.

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Para el encuestador y analista Carlos Fara, “el contexto es distinto, a la sociedad no le quedan buenos recuerdos de incorporación de famosos a la política en los 90, y lo asocia a la frivolidad. Podría funcionar en algún caso particular, pero en general hay rechazo”.

El publicista Gabriel Dreyfus, quien trabajó en la campaña de Ricardo Alfonsín en 1983, discrepó: “Lo veo igual que en los 90, y eso no quiere decir que todos los famosos que entran a la política no sirvan para nada. Por ejemplo, Scioli ahí está, Reutemann también estuvo. Lo demás fue horrible”.

Desde la consultora Poliarquía, Sergio Berensztein apuntó que “es un fenómeno global que tiene que ver con la importancia de los medios de comunicación en la política y con la pérdida de representación de sindicatos y partidos. Ahora es importante ser conocido”. Para el consultor, “es un factor que se da en momentos en los que hay crisis de representación, fragmentación de los partidos y degaste de la política tradicional que facilita la llegada de otros dirigentes”.

Uno de los partidos que trabajan en la atracción de figuras conocidas es el PRO. Para Haime esto se da porque “no logra constituirse como fuerza partidaria en todo el país”. Fara coincidió: “Como no tiene cuadros, y tiene que armar rápidamente, toma a alguien ya instalado. Además, tiene la experiencia exitosa de Del Sel”.

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