POLITICA

Ganó el dedazo

Por Martín Kunik | Cómo fue la planificada estrategia del PRO para bajar a cualquier precio la candidatura de Michetti. Cuáles fueron los otros casos de "dedazos".

Mauricio Macri, y su dedo seleccionador.
| Cedoc

Todo empezó con mucho bombo en el bunker del Frente para la Victoria anunciando un presunto segundo puesto recuperado que no existió. Los pibes para la liberación estaban de la cabeza para las cámaras, una estrategia de comunicación con patas cortas cuando comenzaban a darse los primeros resultados a eso de las 22. Mientras tanto, en el bunker de ECO, cuando Martín Lousteau intentaba hablar se escuchaba que los asistentes entonaban el “olé, oléeee; olé, oláaaa…” de la ochentista Junta Coordinadora Nacional pero con una letra reciclada para la ocasión. A lo nuevo se le veía el chasis viejo. Por último, en Costa Salguero, aturdidos con música de Tan Biónica y el cotillón de globos multicolores los espectadores escuchaban las palabras de un empresario devenido en político que era rodeado por viejos operadores.

¿Quién ganó? Muchos analistas van a decir que ganó el PRO, que ganó el liderazgo de Macri, que ganó Lousteau porque hizo una gran elección, que el Frente para la Victoria también ganó porque comienza a vislumbrar un candidato joven a pesar de los números finales.

Sin embargo, el que ganó en este debut de las PASO en la ciudad es el dedazo. En el PRO ganó el dedazo de Macri, no solo por apoyar explícitamente a Rodríguez Larreta en el último tramo. Desde hace meses, desde mucho antes que empezara la campaña, la cúpula endogámica amarilla intentó bajar a cualquier precio la precandidatura de Michetti aislándola sin misericordia. No pudieron, entonces apelaron a todo el aparato de recursos y al aceitado marketing político para que el ungimiento de un candidato que había que humanizar se concrete en las urnas.

En ECO ganó el dedazo de la Franja Morada, aquellos jóvenes que defienden la educación pública pero a la hora de los bifes terminan poniendo toda su estructura a favor de un ex alumno de la Universidad de San Andrés sin miramientos. Además, con solo mirar la lista de legisladores podemos ver la mano del Coti Nosiglia una vez más.

En el FPV, el dedazo de Máximo Kirchner es explícito. Solo hay que preguntarse cuál fue la contribución de Recalde a la política porteña más allá de la militancia en agrupaciones estudiantiles y universitarias en sus 43 años antes de esa elección. Porque Filmus perdía todo, pero tenía con que respaldar su carrera política porteña.

En síntesis, ganó el dedazo. Eso sí, con votos. Pero dedazo al fin.  

(*) Politólogo. @martinkunik