POLITICA
militantes y testimoniales

Historias de ‘últimos de la lista’: los que compitieron por nada

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¿Por qué compiten los que ya perdieron, quienes ocupan el último lugar en la lista? En algunos casos, es un modo de ganar “derecho” de piso. Otros eligen esa posición porque apoyan un frente pero aún no están listos para asumir el compromiso de un cargo o se trata de funcionarios que dan su nombre como aporte “testimonial” a las listas.
En la agitada noche del 22 de junio de 2013, día en que el Frente Renovador definió los nombres de su lista bonaerense, Javier Faroni era el único que pedía: “Pónganme último”. El conocido empresario teatral de Mar del Plata entraba así al juego político, pero aún no estaba listo para ocupar un cargo. Su caso despertó incluso la curiosidad de Mirtha Legrand. La diva le preguntó a Sergio Massa “¿por qué está último?”. El diputado replicó: “El lo pidió”. Faroni y Massa son amigos personales. Por eso, cuenta el empresario, dos años después no pudo rehuir la oferta. En 2015, pasada la medianoche, Massa lo llamó y le dijo: “Vas a ser el primero en la lista” a diputado provincial. No dudó.

Quienes pasaron por la experiencia de ser últimos en la cola cuentan que el puesto puede tener más visibilidad que los intermedios: “Tuve mucha más exposición como candidata 30 que como 25”, cuenta Natalia Fidel, diputada de la Ciudad por el espacio de Martín Lousteau. En 2007 fue la última en la lista de legisladores porteños del PRO. “Llamé al dueño de la lapicera y le pedí: ‘Poneme última’”. La razón era una beca: Fidel no quería acceder al cargo porque ya le habían confirmado la ayuda financiera para realizar una maestría en Londres. Años después, tras trabajar como consultora, decidió volver al ruedo y postularse como quinta candidata a legisladora.

Diego Rovella, diputado provincial de la UCR, conoció todos los lugares imaginables. Además de ser último en la lista de legisladores nacionales de 2007, “fui suplente, consejero escolar, lo que te imagines”, cuenta Rovella. Para él, las postulaciones sin chances son un “reconocimiento” a la militancia. Sin embargo, también confiesa que participar en lugares expectantes tiene otro sabor: “Se vive con más ansiedad e intensidad”.
En el poder, el FpV eligió muchas veces a funcionarios representativos de distintos sectores para el último lugar. Fue el caso de José Lucas Gaincerain en 2007, cuando ejercía el cargo de secretario de Coordinación Administrativa, o el de la joven camporista Laura V. Alonso, que participó en 2015 como última de la lista, cuando era subsecretaria de Políticas Universitarias. En este turno, Alonso vuelve a los lugares expectables.