El ministro de Justicia, Alberto Iribarne,
estaría dispuesto a renunciar a su designación como embajador en el Vaticano
debido al conflicto que desencadenó entre la Santa Sede y el gobierno argentino el hecho de que el
funcionario esté divorciado.
De esta manera, el Gobierno podría
retirar el pedido de plácet
y nombrar un
nuevo representante que, esta vez sí, reúna los requisitos que exige el Vaticano.
Según informa el diario
Clarín, dirigentes cercanos a Iribarne afirmaron que las versiones son certeras y que el
funcionario "tiene la grandeza suficiente para dar un paso al costado y facilitar de este modo la
resolución del problema".
Iribarne dio a conocer su condición de católico divorciado y en pareja con una nueva mujer en
el momento en que le ofrecieron ser embajador, pero el Gobierno decidió seguir adelante. El
Vaticano, entonces, no respondió el plácet, en una muestra diplomática pero severa de
desaprobación.
Comenzó entonces una
batalla verbal entre funcionarios y miembros de la curia de la que participaron
desde el jefe de Gabinete, Alberto Fernández, hasta el diputado ultrakirchnerista Carlos Kunkel,
quien declaró que "
la Santa Sede protege a asesinos como Christian Von Wernich y objeta a una excelente
persona sólo por su condición de divorciado".