La agenda del Papa para los próximos días demuestra que Francisco continuará con el estilo inusual que viene cultivando desde que fue elegido para ocupar la silla de San Pedro. Luego de romper el protocolo en distintas oportunidades, usar una vestimenta distinta –más despojada– que sus antecesores, invitar a un cartonero a presenciar su coronación, bajarse del papamóvil para saludar a los fieles y celebrar una misa exclusiva para empleados de limpieza, ahora sumará otro gesto distinto: el Jueves Santo visitará una cárcel de menores en Roma.
La Santa Sede anunció que el Pontífice brindará la famosa Misa de la Última Cena en la prisión de Casal del Marmo, ubicada en la ciudad capital de Italia. Los protagonistas del evento serán los menores de edad que se encuentran detenidos en esas instalaciones, a los cuales el líder mundial de la Iglesia Católica bendecirá y les lavará los pies.
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Será un hecho inédito en la historia, ya que será la primera vez que un papa decide llevar a cabo esa ceremonia de Semana Santa en una prisión. Por ejemplo, su predecesor, Benedicto XVI, solía llevarla a cabo en la Basílica de San Juan de Letrán.
Sin embargo, para Bergoglio no será ninguna novedad. Cuando era arzobispo de Buenos Aires, el entonces cardenal argentino solía llevar esa misa a lugares donde había gente en situación de extrema pobreza o marginada, incluyendo sitios como hospitales, cárceles y centros de atención.
El Vaticano anunció la noticia a través de un comunicado, que deja entrever que es sólo el comienzo de este nuevo estilo.
