POLITICA
Marcha CGT

La CGT pagó el costo de la multitudinaria y variada adhesión a la marcha

Los problemas que se sucedieron demostraron que será difícil que esta unidad en la acción pueda ir más allá del 7M.

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Escenario tomado en la marcha de la CGT | DyN
A las 15 en punto sonaban las estrofas del himno nacional y pocos minutos después el locutor del acto presentó al primero de los tres oradores, Carlos Acuña. Lo siguió Juan Carlos Schmid. Cerró Héctor Daer. Los tres secretarios generales confirmaron que habría un paro y dijeron que sería a más tardar en abril; pero no confirmaron una fecha. A los tres también los interrumpieron durante sus intervenciones, que duraron en conjunto poco menos de 30 minutos, unas 20 veces con cantos de “paro general, paro general” -además de otras frases más fuertes.

Desde antes del mediodía, distintas columnas sindicales se habían ido acercando al centro. Algunas concentraron en sus sedes gremiales y otras se trasladaron en autobuses que estacionaron en la 9 de julio, Independencia y Paseo Colón. Los gremios cegetistas llevaron numerosas columnas de UPCN, UOCRA, Comercio, Sanidad, UOM y Camioneros. Coparon muchas de las calles circundantes al palco, apostado en la intersección de Diagonal Sur, Moreno  y Chacabuco. Pero no todas.

La CGT logró convocar a la mayor manifestación contra el Gobierno, pero no logró aunar consenso en torno a su manejo de los tiempos en el juego de presión y negociación con las autoridades. A su vez, las diferencias internas en la conducción de la central, parecieron ser la razón que les impidió copar con tropa propia todas las calles adyacentes al palco.

Más allá de las razones, el descuido costó caro porque motivó imágenes de desorden, al ofrecer una oportunidad a sectores kirchneristas y combativos que interrumpieron los discursos, agredieron a dirigentes y luego coparon el palco. No era la foto que quería mostrar la CGT, que busca presentarse como la represa que contiene el desborde social.

Los camioneros de los Moyano, con pecheras verdes, habían copado la avenida Belgrano pero eligieron quedar a dos cuadras del palco. Un gesto que mostraba la distancia entre el adjunto del gremio y secretario gremial de la CGT, Pablo Moyano, y el triunvirato, con el que se cruzó en dos oportunidades esta semana. Cuando terminó el acto, desde allí debió salir raudo un comando para garantizar la salida de Pablo Moyano del palco.

Durante los discursos, hubo insultos y pedidos para que se le pusiera la fecha al paro. Vinieron sobre todo desde el flanco izquierdo del palco, donde más tarde se desbordaron las vallas. Ese flanco fue descuidado, una sorpresa no esperada porque en la previa toda la discusión había girado en torno a quién invitar al palco y evidentemente no hubo suficiente cuidado para garantizar el control de todas las calles adyacentes.

Los insultos a la dirigencia y las protestas vinieron desde sectores disidentes de gremios cegetistas, como un grupo de combativo de los delegados de la línea 60, personas sin identificaciones de variada edad y agrupaciones kirchneristas menores. Hubo un sector, que no participó del desborde posterior pero sí presionó con cantos, identificados con la CGT de Quilmes, tierra de Francisco “Barba” Gutiérrez, ex intendente y representante de la UOM en la conducción de la central, fuertemente identificado con el kirchnerismo.

El descontrol final del acto no parecía previsible en la previa. Cada espacio sindical y político había elegido lugares distintos para concentrar primero y converger hacia el Ministerio de Producción después. La mayoría de las organizaciones kirchneristas y la Corriente Sindical tomaron la Av Corrientes, las agrupaciones de izquierda habían sumado fuerza en la 9 de Julio y los gremios de la CGT coparon, con delegados y muchos militantes Diagonal, Chacabuco y Belgrano. Allí se agruparon Camioneros, un poco más adelante ATE y la CTA llegaba hasta Paseo Colón donde estaban la mayoría de las organizaciones sociales aliadas a la CGT.

Algunas columnas se extendían más allá de la 9 de Julio, la Avenida Corrientes Independencia. Todo el centro había sido copado en pleno por fuerzas heterogéneas, desde el Frente de Izquierda y los trabajadores de AGR, hasta los delegados de UPCN del Indec, sin olvidar a La Cámpora y otras organizaciones kirchneristas. Los problemas que se sucedieron demostraron que será difícil que esta unidad en la acción pueda ir más allá del 7M.