“Ahí llega la diputada del Papa”, se escucha desde el fondo de su despacho, en el primer piso de la Legislatura porteña. Victoria Morales Gorleri luce algo cansada: acaba de bajar al recinto, donde terminó hace un minuto la sesión.
“Perdón, hace 24 horas que Bergoglio es papa, pero parece como si ya hubiesen pasado 15 días”, dice entre risas la legisladora del PRO, quien desde hace varios años mantiene una relación cercana con el ahora ex arzobispo de la Ciudad de Buenos Aires, Jorge Bergoglio.
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“Yo deseaba que fuera, pero no lo imaginaba –dice Victoria–. Había llevado a mis cuatro hijos al pediatra, me tomé el tren y me llama un amigo tucumano que vive haciendo chistes, y me dice: ‘Vi, Bergoglio es papa!’. En el medio del ruido del tren, con mis hijos como locos, me largué a llorar cuando vi que era cierto. Es increíble que él tenga la posibilidad de ocupar ese lugar en la Iglesia siendo un tipo humilde, cercano a la gente. Es un pastor. Mirá, ya está la foto yendo a pagar él el hotel. Me lo decía su secretaria, Otilia: ‘¿Viste? sigue usando sus zapatos negros’. Claramente Bergoglio ya cambió Roma”.
—Trabajaste varios años con él en el Arzobispado coordinando programas sociales y educativos, ¿cómo es el Bergoglio íntimo? —Era un tipo muy instrospectivo. Yo siempre estaba embarazada porque tuve cuatro hijos, así que él me daba una bendición a mi panza. Siempre levantaba la vista y trataba de hacerte alguna broma... pero era medio torpe con los chistes. Viste esos tipos que decís: “Qué aparato”. Lo digo con mucho respeto
—¿Tuviste alguna discusión alguna vez? —Cuando hacía trabajo social y pedagógico que implicaba mucho evento, encuentros y vínculos con la política y exposición pública para él, ahí había discusiones de cómo hacerlo y qué transmitir. Pensaba cada detalle y calculaba cómo teníamos que transmitir el mensaje
—¿Qué le gustaba comer? ¿Escuchaba música? ¿Qué miraba en televisión? —Las hermanas le hacían comida muy sana y rica. No tomaba vino, le gustaba cuidarse. Cada tanto un plato de ravioles. Le gustaba el tango pero lo escuchaba sólo en la radio.
—Cuando se aprobó el matrimonio igualitario, se supo que hubo varias internas en el PRO con respecto al tema. ¿Lo consultaste en ese momento? —Tuve muchos de esos momentos de temas sensibles para la Iglesia. Siempre que hablé con él me mostraba el lado más sensible de las cosas. El no entendía la decisión del jefe de Gobierno de no apelar. Fueron charlas de desahogo.
—¿Es cierto que pensaste en renunciar? —Fue un momento difícil pero no sé si pensé en llegar a irme.
—¿Sentís eso de ser la mujer del Papa en la Legislatura? —Es raro que te digan así.. (piensa) Pero bueno, me llena de orgullo por otro lado.
