POLITICA
Escribe un productor agropecuario

La falta de estatura en los que toman decisiones

El "manejo" del diálogo presagia lo peor para el fin de la tregua. El cohete a Japón de Menem y el tren bala de Cristina.

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En estos días, estamos viendo el maltrato que el gobierno nacional le está prodigando a las entidades gremiales representativas del campo. Este maltrato se visualiza en los trascendidos de las distintas reuniones que se están manteniendo, en el nivel de la discusión y, como corolario, en las medidas anunciadas el viernes por la noche, donde no se dijo nada nuevo sino que sirvió para generar más irritación a la ya existente.

Tal vez nuestros gobernantes desconocen cómo funciona el sector; evidentemente, creen que disciplinando a las entidades, están disciplinado a los productores. La realidad es que el gremialismo rural no se ejerce verticalmente sino que necesita de la contínua generación de consensos. Con esto quiero decir que cuando los productores sientan que sus representantes no han podido resolver las cuestiones pendientes, por los motivos que sean, van a actuar de forma individual y organizándose localmente. Esta es la propia naturaleza del productor agropecuario.

En consecuencia, con esta actitud del Gobierno de maltratar a la dirigencia rural, quitándole autoridad y restringiéndole espacios de negociación, lo que está haciendo es convertir el conflicto en algo inevitable y es altamente probable que el 2 de mayo o el 10 de mayo, no importa el día, la protesta vuelva a las rutas.

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Nadie está pulseando con el Gobierno. Es, en todo caso, el Gobierno el que está pulseando con el campo y con lo que éste representa que es, a no dudarlo, el interior del país.

En un país como la Argentina, con "pobreza paradojal", donde se producen alimentos para 300 millones de personas y no se puede resolver el problema de la alimentación de 3 millones, es muy difícil entender que el Gobierno no quiera tener como aliado el sector que genera el 36% del empleo total; aporte el 44% del total de los recursos tributarios; que entre 2002 y 2008 aportó en concepto solamente de retenciones 27.5 mil millones de dólares y proyectaba producir 125 millones de toneladas de granos para el año 2015, un 27% más que en la cosecha 2007, meta hoy en duda.

Tal vez en esta coyuntura se refleje como pocas veces en la historia argentina los desencuentros que han tenido distintos gobiernos con la sociedad a la que tiene que gobernar; se ve claramente la poca estatura de lo que toman las decisiones más importantes, confundiendo acciones políticas con acciones de Estado. ¿No se acerca el tren bala al cohete de Menem para ir a Japón?

Nada sería mas deseable que impere la razonabilidad y que se interprete la superación de este conflicto como un aporte importante para el mejoramiento de la sociedad argentina; lamentablemente, la visión imperante es la de gana-pierde y se sabe que en este juego todos pierden.

Hay productores agropecuarios que se benefician con este conflicto y son los de Iowa e Illinois en EEUU, los de Río Grande Do Sul en Brasil y varios más repartidos por el resto el mundo. Y está claro quiénes se perjudican.


* productor del oeste bonaerense