POLITICA
Conflicto docente

La gobernadora advirtió que la pelea puede durar meses

Vidal apunta a un acuerdo educativo global. Ausentismo docente, escrache y desgaste.

Maria Eugenia Vidal Cara Color Temes
Dibujo de Temes | Pablo Temes
—¿Tus hijos tuvieron clase?
—Uno sí, y otro no. La escuela está abierta, pero una maestra hace paro y la otra no.
—¿Y qué pensás de esto?
—Y... yo necesito que los chicos tengan clase pero te escuché el otro día en la tele y es cierto lo que decías, el año pasado uno de mis hijos tuvo cuatro maestras distintas y no aprendió nada.

Era jueves por la mañana y, tras recorrer la obra de la Fundación San José Providente en José C. Paz, María Eugenia Vidal junto a su amiga y discípula, la ministra de Desarrollo Social, Carolina Stanley, decidió realizar un timbreo espontáneo. La gobernadora preguntó qué opinaban del conflicto docente. Recordó uno de sus diálogos como una muestra de que su pelea tiene eco.

“Así como un día la Bonaerense no dio para más, esto tampoco da para más. Estoy dispuesta a estar meses con esto y trabajar con los docentes que no están afiliados”, les confió Vidal a sus íntimos. Quiere un acuerdo educativo global, no sólo cerrar una paritaria salarial.

En el atardecer del miércoles, el conflicto tomó un nuevo matiz: estaba tomando un té en la esquina del canal América antes de ingresar a Intratables y la acompañaba su secretario de Medios, Mariano “el Turco” Mohadeb, cuando la llamaron desde su custodia, y luego el ministro de Seguridad, Cristian Ritondo, para contarle que estaban realizando un escrache en la puerta de su casa, en la base aérea de Morón.

Había sido organizado en pocas horas. Sus tres hijos (de 16, 14 y 9) estaban con su ex marido, el intendente de Morón, Ramiro Tagliaferro, pero tenían que volver a cenar con su madre. Se enojó, como pocas veces, porque el conflicto alcanzaba una dimensión personal. Ya lo venía viviendo: en el colegio privado de Morón donde concurren el centro de estudiantes se volvió kirchnerista. “Cruzaron un límite”, les dijo a sus asesores. Después se entristeció por sus hijos: “En los actos públicos mandan a alguien de Suteba a putearme pero los chicos no tienen nada que ver”.

Paralelamente insiste con el 17% de ausentismo docente. “Los médicos de terapia intensiva no tienen este nivel de ausentismo, y están sometidos a estrés y condiciones que no son buenas”, repite Vidal. Su padre, José Luis Vidal, pasó gran parte de su carrera como cardiólogo hemodinamista en las guardias de hospitales públicos como el Argerich y el Santojanni. “Ya no es ganar o perder. Estos días de paro, que se llevaron más de ocho mil chicos a las privadas, no pueden terminar como un tema de números”, les avisa a sus interlocutores.