POLITICA
EL GOBIERNO Y LAS EMPRESAS

La mentira nunca vive tanto como para hacerse vieja

La autocensura también llega a los empresarios.

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Con diferencia de intensidades y años, conozco razonablemente a Brito y muy bien a Pescarmona. A ambos esta semana les tocó representar a la dirigencia empresaria argentina: Brito a los bancos privados nacionales durante el lanzamiento de los créditos hipotecarios que impulsa el Gobierno, y Pescarmona siendo el anfitrión en su provincia en el Precoloquio de la asociación de empresarios IDEA en Mendoza.

Verlos frágiles y dependientes del Gobierno, haciendo lo contrario de lo que piensan, resultó una pintura de la economía argentina y un espejo invertido frente a la sólida Federación Industrial de Empresarios de San Pablo, FIESP, a cuyos integrantes también conozco por haber vivido en Brasil dos veces.

Alquilar o comprar. Se sabe que no hay forma racional de calcular créditos a 30 años con cuotas más o menos fijas en pesos. En un país donde un millón de pesos de 1976 equivalen a seis pesos de hoy, estimar riesgo a 30 años no aparece en los manuales.

Se sabe también que financiar el 100% del valor no es muy racional porque el precio de la propiedad podría bajar un 25%, y durante los primeros siete años al deudor podría convenirle abandonar lo pagado, dejarle la casa al banco y comenzar con otra propiedad desde cero.

Y se sabe que una cuota del 100% del valor de una propiedad nunca podrá ser igual al alquiler de esa misma propiedad porque el locador sólo cobra una tasa de interés sobre un bien que sigue siendo suyo, mientras que un banco, además de la tasa de interés, debe cobrar la amortización del capital. Un costo tiene el uso de un capital (alquiler o tasa de interés, dos formas de lo mismo) y otro tiene la compra.

Cuota=alquiler es una formulación falaz que es parte del marketing político de la campaña electoral. Sin embargo, Brito estuvo allí poniendo su cara para anunciar los créditos en plena Casa Rosada, bajo el cartel de Presidencia de la Nación y junto al mayor exponente de la cultura antiempresaria: el secretario de Comercio, Guillermo Moreno.

El último mohicano. Pescarmona conduce la que quizá sea la única gran empresa de ingeniería del país que queda en pie y que ha sobrevivido en parte exportando. La saga familiar de su padre y su abuelo, el secuestro que padeció, la forma de autoexilio en Estados Unidos con la que continuó su vida luego y, fundamentalmente, el hecho de que cuando nos encontramos él me habla de la ingeniería con la misma pasión religiosa con la que yo hablo de periodismo, me ha generado por Pescarmona un afecto entrañable.

Ese cariño hace aún más indigerible verlo cumplir en el Precoloquio de IDEA un papel tan alejado del coraje emprendedor con el que siempre encaró su vida. Dijo Pescarmona que “no hay miedo entre los empresarios (al Gobierno)”. Sobre la crisis energética, que “el ministro De Vido ha dicho que tiene la situación controlada y yo le creo”; y sobre la falta de gasoil, que “se solucionará en los próximos dos meses porque el Gobierno está tomando las previsiones”.

Así como este año el tema de debate fue la crisis energética y el miedo empresario, en la reunión de hace un año de IDEA en Mar del Plata el tema central fue la inflación. Vale recordar que por referirse a ella Alfredo Coto padeció la ira presidencial y esta vez ni siquiera apareció por Mendoza.

Este año todos parecen haber aprendido la lección. Por ejemplo, el presidente de Sika Argentina, Federico Pereyra Iraola, desmintió al propio presidente de la central de Sika en Zürich, diciendo: “Nosotros (en Argentina) no coincidimos con el presidente de la empresa (en Suiza), cuyas opiniones son a título personal. No consideramos que haya crisis energética. No tuvimos cortes. Y la empresa incrementó su producción”.

Anorexia financiera. Así como una persona fuerte muscularmente resulta menos temerosa con su cuerpo y desarrolla mayor coraje físico, sería de esperar de quien es poderoso económicamente que tuviera menos inhibiciones materiales y se permitiera actos de valentía financiera proporcionales a sus recursos.

Dado que es lógico recibir de cada quien según sus capacidades, la prudencia empresaria refleja que su capacidad de acción es mínima.

Por eso hasta ahora sólo se animó Techint, más por omisión que por acción, negándose a hacerle la corte al Gobierno. Techint es la única empresa argentina con recursos comparables a los de las grandes compañías de Brasil, y que además tiene dos tercios de sus ingresos generados por empresas en el exterior.

Vale aclarar que hay mucha diferencia entre contar con empresas en el exterior y exportar. Quien exporta como lo hace desde Argentina sigue siendo dependiente del Gobierno local. Si le aumentan las retenciones o le colocan algún impuesto a las exportaciones, lo destruyen. En cambio, la empresa que genera sus propios recursos en el exterior es autónoma del poder de turno local.

La mayor concentración de poder presidencial no sólo produce autocensura en los medios sino también en los empresarios.