POLITICA

La rebelión de los mansos

Madres de soldados muertos por Montoneros salen a la calle en Formosa.

Las madres de los soldados exigen indemnización.
| Cedoc

Madres de soldados formoseños muertos en 1975 durante un intento de copamiento del cuartel donde cumplían con el servicio militar obligatorio están saliendo a las calles en la ciudad de Formosa para juntar firmas en respaldo del proyecto de ley que les otorga una indemnización similar a la que ya cobraron los padres de los montoneros muertos en aquel ataque, realizado en un gobierno constitucional.

Es la primera vez que los familiares de los soldados se movilizan; son personas muy tranquilas, en su gran mayoría peronistas, pero han perdido la paciencia.

Este proyecto de ley ya fue aprobado por la Cámara de Diputados a nivel nacional, pero el peronismo formoseño del gobernador Gildo Insfrán demora su conversión en ley en el Senado debido a que, en su momento, fue presentado por el diputado radical Ricardo Buryaille.

“Los peronistas no quieren darle a Buryaille y a los radicales un triunfo político antes de las elecciones de diputados de octubre”, afirman en Formosa.

Y debe ser cierto: el proyecto ya cuenta con el aval de todos los bloques en el Senado, pero su tratamiento está siendo demorado por el oficialismo.

De todos modos, la maniobra no le está saliendo bien al peronismo formoseño ya que, si bien ganó en la provincia en las primarias de agosto, fue derrotado en la capital provincial.

El ataque de Montoneros ocurrió el 5 de octubre de 1975, durante el gobierno de Isabel Perón, y está narrado en mi libro “Operación Primicia”. Aquel domingo por la tarde, los montoneros entraron al Regimiento de Infantería de Monte 29, pero se encontraron con la férrea resistencia de los soldados que estaban de guardia.

Regía en el país el servicio militar obligatorio, a los 21 años. En el combate murieron 24 jóvenes: 12 defensores del cuartel, entre ellos 10 soldados, y 12 atacantes.

La mayoría de los familiares de los atacantes ya fue indemnizada como si hubieran sido víctimas del terrorismo de Estado; el pago fue el equivalente a cien veces el sueldo más alto de la administración pública nacional. En tanto, los parientes de los soldados cobran una pequeña pensión mensual y viven en la pobreza.

Todos los padres de los soldados han muerto; solo quedan algunas madres, las que ahora han salido a la calle.

(*) Editor ejecutivo de la revista Fortuna y autor de "Operación Primicia" y del reciente "¡Viva la sangre!".