El día que Gabriela Michetti salió con los tapones de punta contra el negocio del Juego, sorprendió a varios dentro del PRO. Sobre todo a Mauricio Macri y Horacio Rodríguez Larreta. Desde siempre fue un tema incómodo para esta gestión ya que los negocios de Cristóbal López crecieron a la luz del kirchnerismo pero bajo la vista gorda del macrismo que nunca frenó las aspiraciones del zar del Juego.
Si bien Macri señaló que "Hemos puesto límites al juego desde el primer día", esto no se condice con la realidad. La pregunta siguiente es porqué. La administración de juegos de azar es una facultad de la Ciudad (artículo 50 de la Constitución local). Sin embargo el negocio del juego fue históricamente potestad de Lotería Nacional.
En la Ciudad existen cinco bingos: Caballito, Flores, Belgrano, Congreso y Lavalle. Ninguno tiene máquinas tragamonedas. En cambio, hay tres casinos: los barcos Princess y Estrella de la Fortuna, amarrados en Puerto Madero, y las 4.500 tragamonedas del Hipódromo de Palermo.
En 2003, el Gobierno de Aníbal Ibarra firmó un convenio con Lotería Nacional para que la Ciudad reciba parte de la recaudación a cambio de abandonar la batalla judicial entre jurisdicciones.
Durante la gestión de Mauricio Macri el PRO sancionó su propia adenda al convenio, ajustando hacia arriba el canon pagado por los operadores. Al mismo tiempo, el macrismo renunciaba a la pretensión de cobro de ingresos brutos.
Ahora, en el tramo final de la campaña, Macri aseguró que él "más no podría haber hecho" desde su cargo para controlar el negocio de las apuestas. Al preguntársele si le molestaron las declaraciones de Michetti a PERFIL, dijo: "Me parece bien porque en la medida en que logremos ganar a nivel nacional y seamos los que tenemos el poder de poner límites al juego, lo vamos a poner. Desde donde estamos pusimos todo lo que hemos podido".
(*) De la redacción de Perfil.com.
