El anunciado “reconocimiento económico y financiero” que tendrán los efectivos de las fuerzas federales de seguridad, es el resultado de un final que ya se dio por descontado el mismo día que partió el primer contingente de gendarmería rumbo a Córdoba para poner orden. Es por eso que el exgendarme Raúl Mazza no logró congregar más que a un puñado de mujeres, la mayoría esposas de retirados o exonerados de la fuerza, primero frente a la sede de la Región 1 y luego en la puerta del Edificio Centinela.
Ayer el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich reconoció, durante una conferencia de prensa, que el aumento para Gendarmería, Prefectura, Policía Federal y la Policía de Seguridad Aeroportuaria, se dará a conocer la próxima semana mediante un decreto. Fuentes del Gobierno argumentaron que los detalles del “reconocimiento” podrían ser dados por Cristina Kirchner en su próxima aparición pública.
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Apenas se desató el conflicto con las policías provinciales, el misionero Enrique Zach, comandante general de Gendarmería, se habría encargado de hacer correr entre la cúpula de la fuerza un mensaje que llegaba de la Casa Rosada: “Habrá un aumento, así que se pide entera subordinación”.
Zach sabe que dentro del Edificio Centinela vive su propia interna, auspiciada por retirados y exonerados que apostaban al acuartelamiento de algunos escuadrones del interior, especialmente en Córdoba. Por eso en la Quinta de Olivos aceleraron el “reconocimiento”. “Es lógico que si se acuerda un básico de 8.000 pesos para las policías provinciales, no se puede tener a las fuerzas federales con un básico de 6.000 pesos”, observó una fuente de Gendarmería en diálogo con PERFIL.
