POLITICA

Las grandes batallas de los Kirchner quedan en manos de la Corte Suprema

Mientras ellos apuestan todo antes de 2011, la judicialización de la política apunta al máximo tribunal: ley de medios, Fibertel, Papel Prensa y facultades delegadas.

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El barco que lleva al país hacia el puerto de las elecciones del año que viene entró en aguas tormentosas con pronóstico de vientos huracanados. Los Kirchner resolvieron acelerar los tiempos, huir hacia delante y tal como es su costumbre, apostar al todo o nada. No tienen otro remedio: están en el medio del río y no pueden volver atrás. Son conscientes de que disponen de un mínimo margen de maniobra para que la Corte Suprema resuelva a su favor varios de los conflictos con los que han intentado quebrarle el espinazo al Grupo Clarín. Por eso ni el matrimonio presidencial ni Aníbal Fernández cuidaron las formas para presionar con sus declaraciones al Máximo Tribunal. Le faltaron el respeto al dar por hecho que son dependientes del poder económico y exigirles que dejaran de serlo. A la Corte le espera un destino de arquero y son varios los penales que les van a ejecutar en el corto plazo.

La judicialización de la política es un embudo lleva al despacho de Ricardo Lorenzetti. Y no estamos hablando sólo de la Ley de Medios Audiovisuales y su artículo 141, que es su ADN porque obliga a los grupos dominantes a vender radios y canales. Más temprano que tarde, también deberán dar su veredicto en otras batallas de la misma guerra: Papel Prensa, Fibertel-Cablevisión y el vacío legal o no que puede generar la caída de las facultades delegadas por el Congreso al Poder Ejecutivo. El gran obstáculo para el Gobierno es que la Corte, respetada por su excelencia académica e independencia, tiene tiempos mucho más lentos que los que necesitan Néstor y Cristina. Pero, sobre todo, “los supremos” sienten dolores de úlcera cada vez que los obligan a resolver problemas que no son de estricta raíz legal y suenan a persecuciones políticas. En la Corte desprecian ser convertidos en una suerte de cuerpo de bomberos para apagar los incendios producidos por los gobernantes.

La gran pregunta es: ¿logrará el oficialismo desarticular a los grandes medios y conformar su propio monopolio de comunicación para-estatal en forma exitosa? ¿Decidirá en forma urgente la Corte sobre estos temas o los guardará en un cajón hasta que el pueblo resuelva en las urnas la continuidad o el fin del kirchnerismo?