El matrimonio entre el empresario Lázaro Báez y el kirchnerismo hace rato llegó a su fin. Pero en el proceso de divorcio se están ventilando los “trapos sucios”, lo que podría complicar judicialmente aun más a sus protagonistas. Báez, que fue blanco de las críticas kirchneristas toda la semana, rompió el silencio: “Yo sí puedo justificar mi patrimonio, Echegaray y Alicia no”. El ex titular de la AFIP había vaticinado el jueves que Báez terminaría preso. “Le pido que diga cuál de sus jefes le ordenó hablar”, dijo Báez a Infobae, sugiriendo que la declaración del ex funcionario fue digitada por Cristina Kirchner. Con Alicia Kirchner, hoy gobernadora de Santa Cruz, tiene una relación tensa. La mandataria lo atacó por las obras inconclusas en la provincia y por las deudas salariales a los empleados de Austral Construcciones. Dijo esta semana, además, que su familia nunca fue socia del empresario. Báez atribuyó a un error de sus anteriores abogados la realización de “facturas truchas”, denunciadas por el propio Echegaray en 2014. En esa causa, que investiga el juez Sebastián Casanello, está muy complicado. Y por si fuera poco, los videos que difundió Telenoche en los que aparece su hijo Martín contando dólares en “La Rosadita” lo perjudicaron aun más. Báez y Cristina Kirchner se cruzan en la causa Hotesur. Allí la Justicia federal investiga si hubo lavado de dinero. La maniobra que desató todo fue el alquiler de varias habitaciones que no se usaron en el hotel de la familia Kirchner por parte de Austral Construcciones, y a montos millonarios. La presidenta de Hotesur es Romina Mercado, sobrina de Alicia Kirchner. Y en el directorio figuran Florencia y Máximo, los hijos de la ex mandataria. Máximo estaba en la mira del juez Claudio Bonadio, porque firmó varios balances de la empresa, pero el magistrado fue removido del caso. Báez fue uno de los grandes beneficiarios de la obra pública durante la era K. Con la salida de CFK del poder se quedó sin flujo de dinero, y su empresa entró en crisis.
