POLITICA
tras la ofensiva del gobierno

Los jefes sindicales hacen silencio pero mantienen la guardia en alto

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La conducción de la CGT se replegó tras el fallido acto/marcha a Plaza de Mayo que dejó expuesto al moyanismo y a algunos popes sindicales, como José Luis Lingeri, ante un gobierno nacional que aprovechó para endurecer su postura antigremial. Para evitar mayores daños en una relación compleja con la Casa Rosada, los jefes eligieron el silencio en las últimas horas.
El debate interno se enfoca en reacomodar el discurso externo a una posición más “moderada” que no descuide los derechos de los trabajadores pero que tampoco se exponga “en batallas épicas abstractas”, dijeron fuentes internas de la central obrera.

El moyanista Juan Carlos Schmid, que fue el orador en la marcha del 22, está en Rosario desde el jueves, y evita la exposición pública al menos por ahora. Es quizá el más golpeado de los tres jefes de la CGT. Post marcha, Schmid reiteró su postura en un reportaje. Dijo que los políticos son apenas “inquilinos” de la Casa Rosada. Y aconsejó al Gobierno no dejarse llevar por una “victoria” electoral.

Héctor Daer está en Córdoba, en un encuentro de la Federación de Sanidad, su gremio, mascullando bronca por lo que, dicen, considera un error grosero del moyanismo que pueden terminar  “pagando todos”.
Ninguno tiene ánimo de profundizar las diferencias internas. Y hay acuerdo en que hay cuatro cosas que no se pueden tocar: los convenios colectivos, la seguridad social, el modelo sindical y la ley de contrato de trabajo. Cualquier cambio en alguno de esos puntos fortalecerá al mundo sindical y acelerará un escenario de conflicto gremios-Casa Rosada.

Hay planteos de realinear el poder interno. Pablo Moyano, líder de Camioneros, fue quien más agitó la marcha y el más envalentonado para impulsar un paro. No se puede disociar de él la figura de su padre, Hugo, que si bien no tiene interés en jugar una partida política, no resignará la defensa de sus “intereses” empresariales ni futbolísticos. En el medio del conflicto por OCA, algunos atribuyen la no condonación de una deuda millonaria de la empresa de correos a la radicalización moyanista de las últimas semanas.

Lingeri, el líder de Obras Sanitarias, acaba de subirse a un avión para participar de un congreso en el exterior como miembro de la comisión directiva de Aysa, la empresa estatal de aguas. Cerca de él difunden el dato para probar que Lingeri, uno de los más atacados por la remoción de funcionarios, se mantiene tranquilo.

En la central obrera hay diferentes sectores, pero la mayoría coincide en minimizar la disputa con el Gobierno y la atribuye a un paso en falso. La idea de un paro antes de octubre está descartada por ahora. No hay consenso ni contexto que lo sustente, opinan en la central. La idea más extendida es dejar correr agua, esperar que pase octubre y revisar la relación con el oficialismo. Eso sí, advierten que no dejarán que el Gobierno modifique los convenios colectivos, aunque creen que no lograrán hacerlo.

“Necesitan un consenso político y una alianza en el Congreso que no van a conseguir. Ni para eso ni para la reforma laboral”, confió uno de los caciques de la CGT a PERFIL. Por lo pronto, los gremios están en guardia ante la posibilidad de un nuevo embate oficial.n