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Los mejores chimentos políticos (y de sociedad)

El termómetro que mide el estado de ánimo de Néstor Kirchner; el sueño de Alberto Fernández; Guillermo Vilas, en campaña; los dilemas de Aldo Rico; y muchos más.

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El ceceo de Néstor K: termómetro que mide su estado de ánimo

Muchos parecieron no darse cuenta. Ni siquiera aquellos que siguen sus movimientos para explotar al máximo en las imitaciones sus gestos y el marcado ceceo que el ex presidente tiene al hablar. Pero durante un tiempo, este sello tan característico desapareció y sólo se hacía manifiesto en sus acalorados discursos. Este detalle resulta imperceptible porque, en general, las imágenes que se exhiben en los noticieros son de cuando Néstor Kirchner habla con pasión sobre temas coyunturales. Pero según averiguó esta sección, el año pasado el político buscó y encontró una solución en manos de un reconocido profesional, quien como un artesano trabajó sobre su dentadura hasta emparejar las piezas correspondientes para intentar erradicar el famoso ceceo. Los escasos visitantes que acceden al círculo áulico –quienes alguna vez se atreven a contar detalles domésticos– comentaron que durante un tiempo ese tratamiento resultó y que sólo en momentos de máxima adrenalina (un acto o una encendida reunión), Kirchner apenas ceceaba.

Alberto tiene un sueño

Alberto Fernández se tiene fe y se permitió un exceso de optimismo antes de partir hacia EE.UU. a dar conferencias. Durante reuniones que mantuvo con el embajador argentino ante la ONU, Jorge Argüello –compañero armador desde hace años–, cuando vino al país por convocatoria de CFK junto al resto del cuerpo diplomático, Alberto le pidió que midiera el terreno para una operación ambiciosa: pensó en lo interesante que sería que el Gobierno repatriara a Héctor Timerman para postularlo como diputado, y fogonear así el desembarco del propio Argüello en la sede que quedaría vacante en Washington. Así las cosas, el ex diputado ocuparía un lugar clave como para empezar a buscar –desde la misma capital de los EE.UU.– aliados y apoyos a una posible candidatura de Alberto para 2011. La idea, mal que le pese al ex jefe de Gabinete, se derrumbó cuando Argüello verificó que la Presidenta no quiere mover a Timerman de su cargo. Con ese panorama, el hombre partió al Hemisferio Norte sin más pretensiones que dictar charlas. Para colmo, tuvo que acortar la agenda una semana, cuando se enteró del adelantamiento electoral.

La gran Willy

En franca campaña, Guillermo Vilas visitó días atrás un conocido supermercado sobre la avenida Juan B. Justo. Mientras su esposa tailandesa se encargaba de las carnes, el ex tenista se internó en la bodega. Aunque parezca mentira, Daniel Scioli y su idea de llevarlo a la política le hicieron abandonar sus infaltables sombreros. Ahora Vilas deja al aire su cabellera y firma autógrafos por doquier. Por lo bajo, alguien comentó entre risas: “Este debe ser el único caso en que la política le hizo bien a la gente. A Vilas lo volvió simpático”.

Outlet de candidatos

El anticipo de las elecciones puso en marcha la ambulancia que recoge heridos políticos dispuestos a unirse a “nuevas alternativas”. Florecen candidatos y los choferes están a full. En esa actividad, la de recoger heridos, se vio a José María “Tati” Vernet y Daniel “Chicho” Basile en conocido bar de Palermo. Vernet trataba de convencer a Juan María Traverso para que se postule como diputado. Basile iba y venía de las oficinas de Cavallo, siempre acompañado por Santiago Cúneo, un ex radical que trabajó para el MODIN y dueño de muchas de las famosas estaciones de servicio “blancas”.

Bien escoltado

Hugo Antonio Moyano juró como abogado en el Colegio Público de la Capital Federal. Su papá Hugo y sus hermanos Pablo y Facundo fueron al acontecimiento. Los Moyano llevaron también a un par de amigos (¿o guardaespaldas?) que los acompañan a todos lados. Al ágape asistió el dueño de casa, el sindicalista de los judiciales Julio Piumato, también acompañado. Piumato se ha aggiornado: en lugar de “muchachos”, su chofer y asistente son dos delicadas señoritas que se destacan entre tanto mundo sindical.

Trabajo forzoso

Upa era el hermano de Patoruzú, cuyo poder se centraba en empujar a los malos con su descomunal barriga. La semana pasada, el secretario de Trabajo de la Ciudad, Jorge Ginzo, se encontró con una manifestación de ATE que le impedía subir a las oficinas de la calle Lima. Lejos de amedrentarse, Ginzo hizo gala de su pasado de rugbier. Sin vacilar fue a la puerta y a panzazo limpio, abrió cancha. Eso sí, no pudo evitar que le gritaran “¡Pará, Upa!”.

Mesas enfrentadas

Antonio Cafiero volvió a Gendarmería con sus almuerzos de los jueves y quiere darle pelea a la clásica y multitudinaria mesa de los martes en Recoleta. El veterano dirigente invitó al consultor Ricardo Rouvier y junto con un puñado de incondicionales compartieron menú liviano y coincidencias con la administración K. En el hotel L’Etoile, donde los martes almuerzan los peronistas sin cobijo en territorio K, los ocasionales oradores fueron Pascual Albanese, Guillermo Alchourón y Jorge Raventos. Allí hubo ensalada caprese y risotto de pollo, y helado con salsa de frutos rojos. Ramón Puerta insistió con su candidatura para junio, Daniel “Chicho” Basile recibió elogios por su figura y alguien recordó que Rouvier en 2003 había asegurado que Ricardo López Murphy se iba a imponer en las elecciones presidenciales. Un joven dirigente preguntó quiénes van a ser los traidores que se pasen a la mesa de Cafiero y no obtuvo otra respuesta que la de un ferviente opositor que disparó: “Acá somos 80, no voy a ir a una mesa donde no juntan gente para jugar al truco”.

Los dilemas de Aldo

Al parecer no es el presente el mejor momento para el ex carapintada Aldo Rico. Algunos dicen que uno de los motivos es la instalación en San Miguel de la Universidad de Buenos Aires, algo que finalmente se concretó esta semana. Por otro lado, su acercamiento al matrimonio Kirchner le está generando varios trastornos para conseguir cerrar un armado partidario: por un lado, su “gente de siempre” no parece haber digerido la alianza K; por otro, los que cuestionan su pasado golpista no quieren compartir ni un almuerzo con él.

Van por la mayoría

Está claro que, pese al enojo del sector opositor por la movida oficial de adelantar la fecha de las elecciones, muchas tenidas de los últimos días han contado con una asistencia notable influenciada por el clima electoral que se instaló vertiginosamente. La comida organizada a mitad de semana en el Club del Progreso sirve como muestra de ello. Allí se reunió un grupo de dirigentes de diferentes corrientes, unidos por el espanto: todos declarados antikirchneristas. Pese a la mezcla heterogénea, hubo espacio para muchas coincidencias, como la idea de avanzar en un frente que le quite la mayoría al oficialismo en el Congreso. Entre los presentes se vio a María del Carmen Alarcón, Guillermo Alchourón –quien recibió la adhesión de la Mesa de Enlace para el encuentro–, Esteban Bullrich, Martín Borrelli, Ricardo Gómez Diez, Luis Galvalisi, Daniel Katz y Pablo Tonelli, entre otros. Hubo menú variado de temas –con predominio de lo electoral, y gran espacio para críticas a la política agropecuaria– y de comida: una ensalada de verdes y croutons con salmón ahumado, ojo de bife a la mostaza de dijon con puré rústico, y profiteroles de postre. El vino, cómo no, de Bodegas La Rural.

Sin privilegios

Eduardo Duhalde estaba que trinaba. Todos los ex presidentes argentinos tienen trato VIP en el Aeropuerto de Ezeiza. Y minutos antes de volar hacia Italia, el Cabezón encaró sin vacilar para aquel lugar de privilegio rodeado de su comitiva. Pero la puerta se cerró inmediatamente frente a él. Y un atribulado funcionario esgrimió razones pingüinas para limitar el acceso a trato preferencial al ex presidente. Los gritos del caudillo de Lomas de Zamora no cambiaron la actitud y el Pigmalión de Néstor debió conformarse en la proletaria sala de embarque que utilizan todos los mortales.

Un insulto, mil minutos

Todavía celebran en las oficinas que Patricia Bullrich tiene en el edifico anexo los minutos radiales y televisivos que consiguió después del insulto que –¡Chorra, atorranta!– le espetara en plena sesión Jorge Montoya, diputado del bloque formado por el PRO y el peronismo disidente. Ella, quien como dicen sus asesores ya está impermeabilizada de los insultos, sólo se dio cuenta de la situación cuando alejó su vista de la computadora al ver que dos colegas salían en su defensa. Después, cámaras y micrófonos vinieron solos y dieron un poco de sarao a una sesión que tenía un final para nada inesperado.

Pizza y aplausos

Julio Cobos es pura campaña. Camina como un inca y a cada paso intenta revalidar su carisma con la gente. Después de la tapa que PERFIL le dedicó a su hija futbolista, el vicepresidente la llevó a cenar a Pizza Cero, ex Open Plaza. Al entrar, el local estalló en aplausos. Y, asombrados, muchos se preguntaban cuánto hacía que no se aplaudía a un político en un lugar público.

Los sushi Pro

La pata peronista del PRO tiene nuevo búnker. Pero no de campaña sino para los ratos libres. Es el restaurante de comida japonesa Nanatsu, en Puerto Madero, que desde hace un tiempo es visitado a menudo por el legislador Alvaro González. Y ahora, como nuevo vecino del barrio, Diego Santilli también acude seguido con su esposa, Nancy Pazos. El lugar, dicen, es para paladares exigentes y bolsillos abultados. Y según cuentan, allí es donde el pulpo es como el televisor Grundig: caro, pero el mejor.

Cerveza y champagne

Un día antes de la juvenil concentración en la calle Reconquista, la embajadora de Irlanda, Philomena Murnaghan, abrió las puertas de su residencia para celebrar San Patricio. Nutrida concurrencia de amigos y miembros de la comunidad de aquel país se amontonaron en los jardines de la casa ubicada en Olivos, donde compartieron abundante recepción, regada con champán y decenas de litros de la infaltable cerveza. Se ofreció un catering en el que abundaron el salmón y los bocaditos calientes, y se destacó una especialidad irlandesa a base de carne y papas, que durante el convite se bautizó de varias formas. Tantas exquisiteces no lograron tanta atención en el almirante Jorge Godoy como los dos artistas irlandeses que entonaron canciones típicas. Asombrado por el show también se lo vio al funcionario de la Cancillería Alberto Luis Daverede.

No fiesta, no regalos

Lejos del festejo del año pasado, cuando un viernes reunió a varios legisladores en el restaurante D’Oro, el diputado de la Ciudad Juan Manuel Olmos aprovechó que su natalicio número 36 cayó sábado y festejó puertas adentro de su casa junto a su esposa, María Rosa, y sus dos hijos. Hasta último momento sus colegas preguntaron si había celebración, pero como respuesta no obtuvieron más que un “no”. Y más de uno dijo: “Sin festejo no hay regalo”. Así fue como Olmos recibió muchos llamados pero pocos presentes. Un curioso contabilizó en su despacho sólo un paquete, obsequio de la macrista Silvia Majdalani.

Ayer, no; hoy, si.

Memoriosos que nunca faltan en los pasillos del Congreso acercaron a ESPIA las transcripciones de aquella sesión histórica del 21 de noviembre de 2002, cuando la Cámara alta decidió poner fecha para las elecciones presidenciales luego de que Eduardo Duhalde anunciara su intención de dejar la Presidencia. Aquella jornada tuvo una protagonista destacada, la entonces senadora Cristina Fernández de Kirchner, quien presidía la Comisión de Asuntos Constitucionales, encargada de tratar el tema, y defendía con mucha firmeza la potestad del Congreso Nacional para convocar a elecciones presidenciales y la de los respectivos gobernadores para llamar a las legislativas para diputados y senadores nacionales. “Ya no puede más quien detenta el Poder Ejecutivo fijar la fecha para adelante, para atrás, modificarla o no”, decía la senadora allá lejos y hace tiempo. Otra de las frases, muy aplaudida entonces, fue: “Porque eso es hacer política: bancarse las convicciones y las ideas que uno tiene, y no acomodar los argumentos de acuerdo a como a uno le convenga”. Hay que decir que entre quienes firmaron el proyecto fundamentado de ese modo por CFK estaban Diana Conti, Miguel Angel Pichetto y Marita Perceval, quienes hoy apoyan sin vacilar la nueva propuesta para adelantar los comicios como quiere... el Poder Ejecutivo.

Sin festejo

Luis Barrionuevo cumplió años y, acostumbrado a grandes festejos, tenía pensado celebrarlo el sábado. Un problema familiar lo obligó a suspender todo.