POLITICA
DIARIO PERFIL

Los muchachos cristinistas

La periodista Laura Di Marco revela el verdadero origen de la agrupación de Máximo Kirchner, sus peleas internas y su incesante expansión.

Apoyo masivo. "La Cámpora comparte y acompaña, al menos hasta ahora, todos y cada uno de los pasos del 'modelo de Néstor y Cristina'. Y lo dicen así, en presente. Confían en Néstor y Cristina. Y los j
| Cedoc

Laura Di Marco cuenta en "La Cámpora" el verdadero origen de la agrupación que surgió en la presidencia de Néstor Kirchner y que se consolidó tras su inesperada muerte, en octubre de 2010. Presenta el mapa del poder interno en la formación liderada por Máximo Kirchner. Aquí, el fragmento que relata el nacimiento del “cristinismo” y el papel fundamental que en él juegan los ambiciosos jóvenes camporistas.

"-No lo cuidaron… –deduce Cristina, con amargura, frente a un operador de segunda línea, desconocido para el gran público, pero que coordinaba tejidos políticos clave para Néstor Kirchner.

En la división de trabajo matrimonial, entre ella y Néstor, había varios operadores menores que trabajaban con el marido y con los cuales ella no trataba. Es más, a algunos ni siquiera los conocía. En vida de Néstor, su labor siempre había sido la de una princesa peronista: viajar, asistir a eventos internacionales, presidir reuniones elegantes; brillar. Brillar, incluso, en los actos de La Matanza.

Nada de meter los pies en el barro. No. Para eso estaba Néstor, que siempre había tratado de ahorrarle el lado oscuro de la política. “No le lleven problemas a Cristina” era su frase de cabecera, y la que más trascendía a los medios del siempre hermético círculo del gobierno.

Pero, una vez viuda, se da cuenta de que, de ahora en más, deberá ocuparse ella. De algún modo, a través del mismo equipo de colaboradores con los que operaba Néstor, tendrá que encargarse de esos menesteres, no siempre gratos, en la construcción del poder. Deberá lidiar, por ejemplo, con la larga lista de dirigentes del Conurbano y el armado de los ocho distritos electorales en los que se divide la provincia, liderada por el siempre sospechoso Daniel Scioli.

¿Cómo darse cuenta de quién es quién en aquel campo minado, atravesado por las luchas de poder en el interior del aparato bonaerense peronista? Tiene que conocer esos detalles, y a esos colaboradores con los que Kirchner mantenía reuniones eternas en Olivos, donde recibía hasta al último intendente del lugar más remoto de la Argentina.

Y, además, tiene que rodearse de una malla de contención: los jóvenes.

El entorno del nuevo poder

“Bueno, me quedé sin trabajo”, deduce frente a sus íntimos, dos días después de la muerte del santacruceño, el correntino Roberto Porcaro, padrino político de Ottavis y uno de esos colaboradores de Kirchner, desconocido para el gran público, pero eficaz a la hora de resolver los entuertos del conurbano bonaerense o de calmar, por ejemplo, los desbordes de Milagro Sala.

Se equivoca el correntino. Porcaro, radical, ex asesor estrella del gobernador Ricardo Colombi, “adoptado” por el santacruceño en los tiempos de la transversalidad, será convocado, junto a otros, en el primer lunes de trabajo en la Rosada. En el primer día de viudez en el poder".

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