La investigación por la denuncia de una presunta conspiración para atentar contra la presidenta Cristina Fernández de Kirchner avanza, aunque le sobran puntos oscuros. La Policía Federal ya tiene la lista de hospedados en el hotel Zacur Baracat donde, según denunció el pediatra boliviano Juan Carlos Polo Rivero, se alojaron las personas que en una mesa de café pergeñaban el 8 de diciembre pasado un plan para atacar a CFK.
Sin embargo, aún tras el pedido del fiscal Carlos Rívolo de investigar,
son más las dudas que certezas sobre la veracidad de la denuncia de
magnicidio:
¿Por qué el Gobierno realizó la
denuncia un mes después del llamado
del médico alertando sobre el
plan de atentado? ¿Por qué lo hizo a pesar de que la versión de Polo Rivero resultó poco creíble para el gendarme que lo interrogó?
¿Por qué el médico no hizo pública la conspiración cuando
estaba en Salta, participando de un simposio de
medicina? ¿Por qué no brinda mayores datos de su
primo, ni siquiera su nombre, que presuntamente tiene el supuesto video con el rostro de los
sospechosos?
La conspiración CFK. El 27 de
enero de este año, Antonio Vulcano, asesor
del Secretario General de la Presidencia, Oscar Parrilli, denunció
que existían acciones tendientes a perpetrar
un atentado contra Cristina. Allí, sostuvo que el 16 de
diciembre de 2009, a las 12.45, hubo un llamado de una persona que se identificó como
"el médico Juan Carlos
Polo", quien dijo estar hablando desde Cochabamba, Bolivia, y
que había presenciado una escena en la
que se delineaba un plan de magnicidio.
El embajador argentino en Bolivia, Horacio Antonio Macedo, instruyó al
Comandante de Gendarmería de la sede diplomática,
Nahuel
Herrera, para que ubique al médico boliviano y recabe
más datos del tema. El encuentro se produjo el 28 de diciembre, y Polo Rivero le contó a
Herrera que el 8 de diciembre estaba en Salta, asistiendo a un simposio al que también fue su primo, odontólogo residente en México, cuando presenció una situación
"sospechosa".
El médico sostuvo que mientras tomaba un café, en la mesa contigua un grupo
de cinco personas (una mujer, dos hombres con acento argentino y otros dos con acento
centroamericano), hablaban de un
"supuesto trabajo" que consistía
en asesinar a la Presidenta. Al mismo tiempo, señaló que los supuestos argentinos entregaron un
paquete que parecía contener
dinero y que todo quedó filmado, pero advirtió
que el video lo tenía su primo, de quien no aportó ni siquiera
el nombre. Polo Rivero detalló que "los
sospechosos se alojaban en el hotel Zacur Baracat", un tres
estrellas ubicado en la calle jujuy 305
(ver
foto)
.
La investigación.
Desde el hotel en cuestión, cuyo nombre
verdadero es Premier (de
Zacur Baracat), explicaron que efectivos de la Policía Federal se llevaron una copia de la lista
completa de alojados ese 8 de diciembre.
"Esas personas denunciadas pudieron venir a tomar algo a la confitería
del hotel y no estar alojados", dijeron a
Perfil.com los responsables del hotel, tratando de despegarse de la polémica.
Por su parte, en la
embajada argentina en Bolivia el hermetismo
se mezcla con el desconocimiento. "No sabemos nada, tienen que chequearlo en Presidencia",
esgrimieron desde el sector de prensa de esa sede diplomática. Este medio intentó
comunicarse con el gendarme Herrera, pero
"estaba en una diligencia" y nunca contestó los
numerosos llamados realizados a su celular.
Herrera deberá prestar declaración testimonial para brindar "todos los
detalles" del relato de Polo Rivero, aunque en primera instancia reportó sobre
"la flaqueza" de la historia del médico, así como su sospecha sobre la inexistencia del video en cuestión.
Desde la fiscalía se solicitó el detalle de las entradas y salidas del país del médico Polo Rivero, así como un listado de los profesionales que asistieron al supuesto simposio en Salta. Al cierre de esta nota, el denunciante Antonio Vulcano todavía "no había llegado" a la Secretaria General de la Presidencia. Como Herrera, tampoco atendió su celular.
En medio de los trascendidos, la Justicia requirió a la SIDE que "intensifique" las medidas de seguridad y protección de la Presidenta a raíz de estos hechos.
El caso "Maten a la yegua". La duda latente en los pasillos de Tribunales es por qué se esperó un mes para denunciar el hecho, sobre todo si
se sospechaba que la vida de la Presidenta corría peligro. Otro dato: la fecha del llamado de
Polo Rivero, 16 de diciembre de 2009, coincidió con los
días en los que se investigaban las interferencias a la comunicación del helicóptero presidencial con amenazas de muerte.
En esa oportunidad el
matrimonio presidencial responsabilizó a los
"dinosaurios" por los mensajes amedrentadores, en los que se oían frases como "maten a la
yegua" y una marcha militar. Por ese tema fue detenido un radioaficionado, Néstor González, pero
está en libertad mientras se sigue el proceso judicial. Más allá de todos los trascendidos, lo
concreto es que al mismo tiempo que esas interferencias ocurrían, se notificaba de otro "potencial
peligro" para la Mandataria.
(*) de la redacción de Perfil.com