POLITICA
Elecciones

Macri, Carrió y la historia secreta de cómo Cambiemos puede perder Córdoba

El oficialismo terminó con dos candidatos a la Gobernación y dos a la capital cordobesa. Los pedidos de Massot, la injerencia de Lilita y el desprecio de la Casa Rosada a la interna local.

Ramón Mestre y Mario Negri, los radicales que se disputan Córdoba.
Ramón Mestre y Mario Negri, los radicales que se disputan Córdoba. | NA

El resultado en Córdoba, según todos los análisis, será de derrota para el oficialismo tanto en la Gobernación -de manera previsible- como en la capital provincial -con la responsabilidad de Cambiemos-. La derrota en la provincia donde más votos sacó Mauricio Macri en 2015 no empezó en estas semanas, ni cuando el oficialismo se partió entre Mario Negri (frente con Carrió y el PRO) y Ramón Mestre (UCR), allanando el camino a la reelección de Juan Schiaretti.

La historia comenzó hace siete años ya. Corría 2012 y un joven funcionario de 27 años, que se había sumado hacía relativamente poco a la política partidaria de la mano de Emilio Monzó, fue enviado, a la fuerza, a ordenar el armado electoral del PRO y sus incipientes charlas con la UCR, pensando en la candidatura presidencial de Macri en 2015.

“Vas y te quedás ahí hasta que se resuelva”, le dijo Monzó a Nicolás Massot. Allí se instaló a vivir. Primero compartió un departamento con el entonces dirigente macrista Javier Pretto, luego durmió en hoteles y finalmente alquiló un departamento en Barrio General Paz de Córdoba capital. La tarea de Massot era intentar unir lazos irreconciliables: Luis Juez, Oscar Aguad, Negri, el novato exárbitro Héctor “la Coneja” Baldassi y Mestre (hijo), entre otros.

Asados, diálogos individuales, conjuntos, viajes incansables hasta que en 2015 alcanzaron un acuerdo que, aunque chocó con el peronista Schiaretti, les permitió llegar en segundo lugar con Aguad y una lista de consenso, retener la capital cordobesa, colocar legisladores, sumar intendentes y, en especial, otorgarle a Macri casi ocho de cada diez votos cordobeses en el ballottage ante Daniel Scioli.

Pero hoy, de cara a las elecciones a gobernador, el escenario para el oficialismo en Córdoba dista mucho de aquel entonces. Durante 2018, arreciaron los comentarios sobre el desorden reinante en la provincia que fue clave para el Presidente. Con Monzó, y también Massot, alejados de la “rosca política” y acotados al Congreso, la Casa Rosada dejó al libre albedrío el armado en Córdoba, lo que permitió que las internas del oficialismo allí que cruzan al PRO, la UCR local, la UCR nacional y los aliados como Juez, fueran creciendo.

Desde las legislativas de 2017, y con más insistencia aun a finales de 2018, radicales y macristas le reclamaban a la Rosada que ordene la interna provincial. “No nos metemos en temas provinciales”, se escuchaba en Balcarce 50. Nadie se metió.

Y la interna sucumbió: la última semana antes de Navidad en el despacho del jefe de Gabinete, Marcos Peña, se reunieron Negri, Mestre, Massot, Juez, Alfredo Cornejo, Humberto Schiavoni, Frigerio y el propio Peña. Acordaron un reglamento para competir y que la interna fuese el 17 de marzo.

El único acuerdo que había solicitado el PRO era que Rodrigo de Loredo, yerno del ministro de Defensa, Oscar Aguad, y extitular de Arsat, fuera el candidato único en la capital cordobesa. Mestre y De Loredo nunca se llevaron bien pero se habían reconciliado. Sin embargo Negri decidió sumar a Juez como precandidato a ese lugar.

En ese momento, Elisa Carrió dio su primer paso fuerte: exigió que el oficialismo apoyara a Negri. Ese fue el primer paso. Luego, dio el segundo: apoyó las denuncias sobre presuntas irregularidades en la interna del 17 de marzo y Negri terminó "yendo por afuera". La chaqueña jugó doble o nada: amenazó con romper Cambiemos a nivel nacional si no se ordenaba la Casa Rosada detrás de su amigo Negri.

Argumentos no le faltaban: Mestre fue funcional a Schiaretti como intendente local, nunca quiso bajarse de la candidatura y fue denunciado en varias ocasiones por presuntas irregularidades en su gestión.

La interna se dio de baja. Negri tampoco quiso resignar su postulación a último momento cuando en Casa Rosada se percataron de que, si iban separados, perdían la provincia y también la intendencia de la capital. Siquiera llegaron a ofrecerle la presidencia de la Cámara de Diputados, lugar que Monzó hubiera dejado gustoso a cambio de la embajada en España. Pero no. Peña pedía desesperado por Whatsapp ayuda a cuanto dirigente podía. Negri no iba a bajarse ya. Era tarde.

Hoy el escenario indica que Cambiemos sufrirá una derrota muy dura en una de las provincias clave para Macri. “Era una obviedad. Hubo manifiesta irresponsabilidad. Nadie pudo haber pensado que podíamos ganar. Fuimos víctimas del síndrome de aquellos que les importa más la interna que otra cosa y rompieron todo”, se lamenta ante PERFIL un histórico radical.

Premio consuelo: el hijo de Mario Negri, Juan Hipólito, será concejal de la capital.

Premio consuelo 2: a Mestre le quedará tiempo como presidente del radicalismo local y, aunque pierda, quedará como un factor de poder.

Para Luis Juez sería la tercera derrota consecutiva, mientras que para De Loredo será su primera elección como candidato.

La única incógnita que falta develar: si se honrará el compromiso de Cambiemos de que los candidatos provinciales no podrán ser candidatos nacionales. Por lo pronto, Macri se mantendrá alejado de los resultados.

 

ES / AS