Después de que la Policía provincial le prohibiera a un capellán dar misas, porque se había
manifestado en contra de la reelección de Carlos Rovira, el obispo y ahora político, Joaquín Piña,
dio una conferencia de prensa criticando la relación del poder civil con la institución
eclesiástica.
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Cedoc
En el marco de la crisis en la provincia de Misiones, entre las autoridades eclesiásticas y el gobierno de Carlos Rovira, el obispo de Iguazú, Joaquín Piña, denunció hoy que el jefe de la policía de Misiones “reto al capellán”, porque “se había manifestado en contra de la reelección”.
Piña, que encabezará la lista de candidatos del Frente “Unidos por la Dignidad”, conformado por peronistas, radicales, socialistas, partidos provinciales, CTA y CGT, es crítico de la reforma constitucional que habilitaría la reelección indefinida del gobernador kirchnerista.
El obispo contó durante una conferencia de prensa, el incidente entre el capellán Armando Vera y el jefe de la policía provincial, Rubén Oscar Gabriel.
"Me llegó la noticia a Iguazú y esta mañana yo se lo pregunté a monseñor (obispo de Posadas, Rubén) Martínez y él me dijo que no lo echaron (al sacerdote) como capellán de la Policía", dijo.
La disidencia entre el jefe de policía y el religioso surgió cuando el sacerdote se reunió con gente que está manifiéstamente en contra de la reelección del gobernador.
Es en ese momento, relató Piña, que “un poquito como castigo (al capellán), le prohibieron entrar a hacer misas, catequesis y otras actividades en las unidades policiales. O sea que es prácticamente impedirle ejercer su misión. Eso es algo parecido a lo de monseñor (Antonio) Baseotto”, comparó.
El obispo destacó, como lo hicieron las autoridades eclesiásticas nacionales cuando el Gobierno Nacional propuso separar a Baseotto (por sugerir que al ministro de Salud, Gines González García “le cuelguen una piedra de molino al cuello y lo tiren al mar”), que el gobierno (provincial) no puede cambiar de capellán, “como no puede cambiar de obispo”.
Al mismo tiempo, Piña dijo que los obispos y los sacerdotes “no tenemos que casarnos con nadie” y recordó que “todos los matrimonios entre la Iglesia y el poder civil siempre terminan mal”
