POLITICA
El efecto vicepresidencial

Monzó festejó la llegada de Pichetto y analizan sumarlo a un futuro gabinete

El titular de la Cámara de Diputados tenía un pie afuera del oficialismo pero el desembarco del senador al macrismo podría hacerlo cambiar de opinión.

Macri y Monzó
Macri y Monzó | NOTICIAS

“Siempre he valorado a (Emilio) Monzó, es un amigo y un activo muy importante para el Gobierno. Pero es una decisión de Emilio (si continúa o no en el oficialismo”. Parado, frente a las cámaras de televisión, el candidato a vicepresidente, Miguel Pichetto, defendió al titular de la Cámara de Diputados.

Es que Monzó, desde hace un año y medio, se mantuvo alejado de las decisiones de poder y había anunciado que, a fin de año, cuando se le venza su mandato como diputado nacional, se dedicaría a fundar una consultora.

Ante esto, la decisión del presidente Mauricio Macri de ungir a Pichetto como vice le devolvió una sonrisa. Durante esta semana se sintió reivindicado: desde 2016 Monzó venía planteando, primero en la mesa chica macrista, luego hacia la dirigencia en general, desde política hasta empresarial, que Cambiemos se tenía que ampliar, especialmente hacia el peronismo. Es más: hablaba de Florencio Randazzo, de Juan Manuel Urtubey (quien rechazó ser candidato a vice de Macri) y del propio Pichetto.

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En silencio, y también en parte debido a que tenía que colaborar para sacar las leyes que pedía la Casa Rosada en el Congreso, consolidó un vínculo privilegiado con el senador peronista y hasta compartieron una amistad.

En sus largas tertulias abundaban las críticas a muchas decisiones que tomaban en Balcarce 50, en especial al trío que había conformado Marcos Peña con los entonces vicejefes de Gabinete, Gustavo Lopetegui y Mario Quintana. El presidente los había empoderado para que gobiernen y los ministros habían quedado con escaso poder de decisión.

Pero en la crisis de mitad de 2018 esa estructura voló por el aire. Lopetegui se sostuvo como asesor presidencial y terminó en la secretaria de Energía. Quintana no volvió (pero organiza retiros espirituales con funcionarios) y despotrica contra Peña, a quien acusa de haberle soltado la mano, cada vez que puede. Aunque conserva su cuota de poder de la mano de Elisa Carrió y su amistad con Horacio Rodríguez Larreta. Extraña parábola: fue el propio jefe de Gabinete el que le dio un lugar privilegiado y lo defendió ante las quejas de ministros y funcionarios que el ex dueño de Farmacity debía controlar.

Como sea, desde que el senador peronista volvió a darle aire a Monzó, quien por estas horas evalúa qué hacer de su futuro político. Baraja opciones. Una de ellas era reelegir como diputado pero está prácticamente descartada. En primer lugar porque la presidencia de la Cámara Baja está reservada para Cristian Ritondo, quien encabezará la boleta de diputados nacionales de la Provincia de Buenos Aires, si es que Macri gana claro está. La segunda opción: recalar en el ministerio del Interior para acompañar a su amigo Rogelio Frigerio. Podría aprovechar, por caso, que su histórico asesor, Sebastián García de Luca, estará en la boleta de diputados y saldrá de la secretaria de Interior. Otra posibilidad es que recale en algún ministerio si es que el presidente decide cambiar su gabinete.

Por lo pronto, ayer en el almuerzo con el candidato a vice de Macri Monzó se dio el lujo de ser acompañado de toda su tropa: la diputada Silvia Lospenatto (quien también estará en la boleta para reelegir), el diputado provincial, Marcelo Daletto, y el propio García de Luca, quien no apareció en las fotos que se difundieron.