El polémico Secretario de Comercio interior, Guillermo Moreno,
mantuvo la boca cerrada (algo no acostumbrado para él, un opinólogo nato)
durante todo el conflicto entre el Gobierno y los productores rurales. El
Ejecutivo decidió prescindir de sus servicios verbales y silenciarlo.
Ahora, la realidad es otra. Luego de los discurso de la Presidenta Cristina
Kirchner, el primero incendiario y el segundo crítico aunque instando al diálogo, y con el impasse
del paro,
vuelve a ser protagonista Moreno
, el espinoso funcionario que los ruralistas odian profundamente.
Ayer, antes de que se abriera la puerta al diálogo, el soldado kirchnerista que controla el
Indec comenzó a tejer sus redes y se reunió con autoridades del Mercado Central. Les
prometió la Gendarmería para que les llegue fruta y verdura suficiente y no
desestimó usar la fuerza pública para que circulen que los camiones lleguen.
Gritón, como siempre,
Moreno escupía sus palabras tan fuerte que tuvieron que cerrar las puertas
cercanas. Alguien deslizó que era necesario que un juez imponga un amparo para congelar la suba de
retenciones y recién empezar a dialogar. "
Ni locos, nosotros no somos radicales, no nos vengan con boludeces", afirmó
enojado.
Durante las protestas, los ruralistas lo tuvieron como un de los blancos predilectos.
Llegaron a decir que
Moreno "no
sabe cómo caga una vaca". Al oír las versiones de la posible llegada de la fuerza pública a las
rutas, lo desafiaron: "Si Moreno quiere mandarnos la Gendarmería, que
mande también las ambulancias. Nosotros no nos movemos". Hasta llegaron a colgarle
a un burro un cartel que decía “
Este burro y patotero (Guillermo Moreno) es secretario de
Comercio”.
Hoy, el polémico secretario ya estuvo recorriendo el Mercado Central y pidió un mapeo de todos los camiones que se encuentras varados. Vuelve a escena para negociar en el conflicto y de seguro será noticia: por alguna frase-bomba o por algún exceso en su manera de negociar.
De la decisión que en minutos comuniquen las entidades rurales dependerá si Moreno sólo administra la llegada de las vaquitas al Mercado y la carne a las góndolas, o si, en caso de que no todos los cortes de ruta se levante, se convierte en la cara visible de una campaña para abastecer al mercado, sea como sea.