POLITICA
carlos corach, el ministro que eligio ser vocero

“No desgasta al funcionario hablar con la prensa todas las mañanas”

Medios. Inauguró las conferencias matutinas en su casa.
| Cichero

Entre 1995 y 1999, Carlos Vladimiro Corach fue ministro del Interior del gobierno de Carlos Menem. En los últimos dos años de su gestión, en pleno declive del menemismo, bajaba todas los días a la puerta de su casa y contestaba las preguntas de la prensa que quería responder. Los programas radiales de la mañana enviaban indefectiblemente a sus movileros y Corach regalaba títulos para todos. De esa forma, el ministro más político de Menem se transformó a su vez en el principal vocero del gobierno.

Hoy, el jefe de Gabinete del gobierno de Cristina Fernández, Jorge Capitanich, parece adoptar la misma estrategia para tratar de marcar la agenda política. También es el protagonista del final de una etapa, pero con una diferencia fundamental: quiere ser candidato a presidente.
Escueto, Corach respondió preguntas a PERFIL sobre su experiencia y las comparaciones que ahora lo asocian a Capitanich.

—¿Cree que el estilo de comunicación que intenta el nuevo jefe de Gabinete es comparable a su experiencia?
—Entiendo que es comparable, en la medida en que tengamos en cuenta que integramos distintos gobiernos y gobernaban presidentes con personalidades distintas.
—¿Hablar a la prensa todas las mañanas es una buena manera de establecer la agenda política que le interese al gobierno?
—No sólo es una buena manera de informar sobre la agenda política diaria del gobierno sino, y muy especialmente, una excelente vía para mantener informada a la sociedad de las distintas actividades e iniciativas y eliminar las especulaciones que aparecen cuando falta la comunicación.
—¿No desgasta al propio funcionario, si se piensa en aspiraciones políticas posteriores?
—No creo que desgaste al funcionario hablar con la prensa todas las mañanas; en mi caso fueron cinco años. Y en cuanto a las aspiraciones políticas posteriores, no es impedimento para fortalecerlas ni una garantía de éxito.
—¿Pero esta suerte de comunicación diaria puede mejorar la imagen del funcionario?
—Mejorar o no la imagen depende de su habilidad y principalmente de la marcha general del gobierno.
—La aparición permanente de un funcionario en primera línea ¿ayuda a blindar en cierto punto la imagen presidencial?
—Ni la blinda, ni la hiere; acerca a la imagen presidencial el invalorable beneficio de una sana política de relacionamiento con la prensa.
—¿Cree que el diálogo constante con la prensa puede neutralizar el impacto de anuncios oficiales concretos?
—Absolutamente no. Cuando los anuncios son trascendentes, ningún diálogo con la prensa lo puede depreciar.
—¿Ve un cambio de actitud desde el gobierno de Cristina Kirchner?
—Sí. Hay un cambio de actitud respecto a la información diaria que es altamente positivo.
—¿Y cree que puede ser electoralmente útil?
—Si es positivo y exitoso será, posiblemente, electoralmente útil.