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Nota completa de PERFIL: La empresa vinculada al jefe de la UTA y sus campos

Hace dos semanas, PERFIL publicó que una tradicional estancia de la localidad bonaerense de Henderson había sido comprada por Calema SA. De la firma participan el segundo de Juan Manuel Palacios en la Unión Tranviarios Automotor, el hijo y la mujer del cacique gremial y hasta la escribana del sindicato. Una investigación exclusiva revela que esa compañía también es propietaria de millonarias tierras en Carlos Casares, Pehuajó y La Pampa. Por el escándalo, Palacios no se presentaría para ser reelecto, y hasta se especula con que podría abandonar su sillón en la CGT al lado de Hugo Moyano

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El Estanciero es un juego de mesa histórico en el que el objetivo es comprar tierras. Mientras más se consiguen, mejor le va al jugador. En el caso de Calema SA, una firma muy vinculada a la familia y el entorno del sindicalista Juan Manuel Palacios, titular de la Unión Tranviarios Automotor, se podría decir que la suerte le ha venido sonriendo

A la estancia que Calema tiene en Henderson y que hace dos semanas PERFIL dio a conocer, se suman ahora otras tres importantes propiedades: dos en Pehuajó y Carlos Casares, provincia de Buenos Aires, y otra en Miguel Riglos, La Pampa. En total, son varios millones de dólares en hectáreas en manos de una empresa, y todos los caminos conducen a la UTA, involucrando al hijo de Palacios, Gabriel Adrián Palacios; a Alicia Marchetti, quien sería la actual pareja del líder gremial; a Roberto Carlos Fernández, el segundo de la UTA, y otras personas ligadas claramente a este sindicato. Pero, mientras el entorno de Palacios sube casilleros en el negocio inmobiliario, él los retrocede en el gremio, pues estaría a punto de quedarse sin el cómodo sillón de los colectiveros.

Casilleros. La estancia de Pehuajó se llama Los Andes y se encuentra en el pequeño pueblo de Juan José Paso, a 42 km de la cabecera del partido. Son 1.037 hectáreas de campo mixto, apto tanto para la ganadería como para la agricultura, en una zona donde la soja y el trigo dan buenos resultados. La propiedad, contigua a la ex estación de trenes El Recado, está cerca de la laguna del mismo nombre, famosa gracias al pique de pejerrey. Por el precio de estas tierras, que ronda los 2.000 dólares la hectárea, el valor sería de unos 2.074.000 dólares.

La estancia cuenta con un chalet principal de siete ambientes, una casa para el encargado, otra más pequeña para el personal y un galpón de chapa. Todo este casco, levantado en medio de una imponente arboleda, está alejado unos 2 kilómetros de la tranquera principal, que debió ser desplazada por las inundaciones. En el ’87, y al igual que otras estancias, Los Andes fue afectada por las aguas, que llegaron a cubrir un 50 por ciento de su suelo, lo que redujo su valor. Desde 2001, las tierras anegadas fueron retirándose y hoy sólo ocupan una extensión mínima.

Oscar Trapes vive en Juan José Paso y es concejal por un partido vecinal. “El rumor está entre la gente, sobre todo vinculado al sector del agro. Respecto de la estancia, es uno de los campos más grande de acá, teniendo en cuenta que los otros se fueron subdividiendo”, señala. Por su parte, Omar Paturlane, delegado municipal en Paso, también está al tanto de la conexión sindical que los vecinos comentan, y explica que estas tierras “son, sin dudas, un buen campo”.

“Entre hace ocho meses y un año, empezó a decirse en Pehuajó pero también lo oí en Henderson y con anterioridad en La Pampa. Se difundió, sobre todo, entre los transportistas”, cuenta Pedro Goldenberg, jefe del bloque UCR de Pehuajó. Su compañero, Jorge Hansen, aporta otro dato: “Por la misma época, el gremio de camioneros abrió una subsede. Un chalet de estilo inglés muy cotizado, en pleno Pehuajó. Llama la atención porque acá la fuerza del sector no es tan grande y nunca hubo subsede. Por eso, en la jerga popular se dice que los campos los compró Moyano y también la casa”, concluye Hansen.

En Los Andes trabajan tanto con el cultivo de las tierras como con una hacienda que llegó en varios camiones hace unos seis meses bajo las órdenes de Marcelo Cánepa, encargado de la estancia. Conduciendo una camioneta 4x4, Cánepa accedió a un breve diálogo con PERFIL, al que se presentó como empleado de Calema, que señaló como propietaria del campo.
—¿Esta estancia es propiedad de Calema?
—Vos hablaste con Gabriel Palacios...
—No...
—Sí, vos hablaste con Gabriel Palacios.
—No. Nos hubiese gustado pero no él no quiso.
—Bueno, sí, soy empleado de Calema. Es la dueña del campo.
—¿Hace cuánto que compró?
—No sé, yo trabajo acá hace cerca de un año.
En la Dirección de Catastro de Pehuajó, Calema figura como titular de la estancia desde el 5 de agosto de 2005, fruto de una transacción entre Osvaldo Rigamonti, en representación del comprador, y Alejandro Bourdieu, por parte de Argita SA, anterior dueña de la estancia, que a su vez se la había comprado a Clara María SA, propiedad del consignatario de hacienda Martín Lalor. La escribana que rubricó la operación fue, como en el caso de Henderson, Haydeé Barcan, una notaria de la Capital que suele certificar las juntas de delegados de la UTA.

Más casilleros. Hace dos semanas, PERFIL publicó que Calema compró la estancia San Ignacio, un campo situado en el partido de Henderson, a la familia Naón Pirovano, por más de un millón de dólares. El casco de esta propiedad rural fue en el pasado uno de los más hermosos de la Argentina.

El nombre de Calema también hace eco en campos de La Pampa. En la zona este de la provincia se multiplican las tierras usadas para cultivar cereales y criar ganado. En esa región se encuentra Santa Rosa, la ciudad capital, pero también una pequeña localidad llamada Miguel Riglos, que todos los años festeja una muestra agropecuaria. Al norte de Riglos se levantan dos estancias llamadas La Catalina y San Agustín, casi enfrente de Estación Cereales, un caserío que rodea un puesto de trenes abandonado. Las dos propiedades rurales sumarían una extensión nada despreciable de 2.000 hectáreas, cuyo valor de mercado ronda los dos millones de dólares y que desde hace un tiempo son explotadas para criar ganado vacuno de la raza Aberdeen Angus.

¿Cuál es el nexo entre estas estancias y Calema? Todas las fuentes consultadas coinciden en que la firma de Palacios hijo fue dueña de estas tierras en los últimos cuatro años, aunque algunos señalan que en 2005 pudo haberse desprendido de los campos. Gente de la zona, que pidió reserva de su identidad, señaló como administrador de esos campos a un hombre de más de 50 años de nombre Miguel Angel Criste.

PERFIL investigó los antecedentes laborales de Criste, que declara domicilio fiscal en Miguel Riglos. Según la ANSeS, hasta agosto de este año recibió aportes de la seguridad social por parte de Calema. Pero eso no es todo: desde noviembre de 1996 hasta la fecha, figura como empleado de la UTA, el gremio de Palacios.

La empresa vinculada al jefe sindical aparece en los campos de otras regiones de la provincia de Buenos Aires. Criste también fue visto en el partido bonaerense de Carlos Casares, frecuentando una confitería de nombre Las Lagunas. En coincidencia, según los registros de rentas de la provincia, en esta localidad Calema figura al frente de la estancia Cuarto Creciente, con registro catastral 016-16866, ubicada al este de Carlos Casares y lindante con Bolívar. En esa zona, las tierras están entre las más caras de la Pampa Húmeda, por lo que la cotización en el mercado de las 1.580 hectáreas de Cuarto Creciente podría superar los 5 millones de dólares.

El futuro de Juan Manuel Palacios parece cada vez más alejado del gremio que comandó con mano férrea durante 20 años, apoyado en el hombro de Hugo Moyano. Tal vez busque, como ya lo hicieron su hijo, su mujer y varios allegados, nuevos horizontes en el siempre fértil campo argentino.