La ministra de Salud, Graciela Ocaña, es una
rara avis en el Gobierno. No proviene del riñón kirchnerista en Santa Cruz, ni del
peronismo;
su pasado está en la Alianza y en el ARI de
Elisa Carrió. Defiende, además, las gestiones de Néstor y Cristina Kirchner, pero impulsa denuncias
de corrupción contra funcionarios sospechados.
Ocaña tuvo su primer cargo público en 1999, como diputada por el Frepaso, pero se alejó del
gobierno de Fernando De la Rúa antes de la catástrofe. Pasó al ARI y presentó el informe de la
Comisión de Investigación de Lavado de Dinero (que también integraba Cristina Fernández de
Kirchner).
Por sus esfuerzos, Elisa Carrió, impulsora de la investigación, la bautizó como "la
hormiguita".
Llegó al kirchnerismo en 2004, de la mano de Alberto Fernández, y recaló en el
PAMI hasta la llegada del gobierno de Cristina, cuando obtuvo el ministerio de Salud. Allí
se enfrentó, por ejemplo, con el superintendente de Servicios de Salud, Héctor Capaccioli. El
funcionario, recaudador del kirchnerismo para la campaña de las elecciones 2007, estaba
involucrado, entre otros, en el escándalo de las droguerías vinculadas al tráfico de efedrina.
Por eso, sus declaraciones sobre el Gobierno pueden sorprender a propios y ajenos, como
cuando afirma que
Julio César Cleto Cobos "es un buen hombre", aunque está "equivocado, porque yo lo voté
para que acompañe a la Presidenta". Ocaña cree que el cuestionado
vicepresidente no debería renunciar sino "acompañar a la Presidenta" porque "las renuncias no
son buenas para la institucionalidad de un país".
En un reportaje con el diario
Crítica de la Argentina
, la funcionaria desmintió su posible candidatura para las elecciones legislativas de octubre,
ya que
"es irresponsable hablar de candidaturas cuando tengo responsabilidad de gestión. En la
Argentina soy como la eterna candidata". Sin embargo, le gustaría que Néstor Kirchner
encabece una lista porque "es el mejor candidato, el que mejor representa el proyecto".
Ocaña también
calificó al nuevo frente opositor entre Francisco De Narváez, Mauricio Macri y Felipe Solá
como "neoduhaldismo", al afirmar que "nosotros vamos a profundizar el modelo económico
social. Ellos no". También criticó a su ex aliada, Elisa Carrió, porque "era una opción de
centroizquierda y hoy es una opción de centroderecha".
La ministra de Salud aseguró que el matrimonio presidencial no le reprochó sus denuncias
contra funcionarios del mismo gobierno, como Capaccioli, pero que gracias a eso "perdí amigos, por
no decir que gané muchos enemigos". Lo cierto es que Ocaña
tuvo miedo y recibió amenazas
a fines de 2008 por las investigaciones que impulsó, y
llegó a circular con fuerza el rumor de su renuncia.
A pesar de todo, la funcionaria mantiene su defensa del kirchnerismo, al que calificó como
"el mejor gobierno que ha existido desde que yo nací, hace casi 50 años". Si bien
reconoció a
Crítica que "faltan muchas cosas para hacer", enumeró los logros de la gestión: "Se
mejoraron muchos indicadores. Se bajó la desocupación del 30 al 8 por ciento, se mejoró la
distribución de la riqueza. Se terminó con la Corte amiga del poder, hay un decreto de acceso a la
información".
En cuanto a
las comparaciones entre el presidente
estadounidense Barack Obama y el ex mandatario argentino, Ocaña sostuvo: "Kirchner sacó a la
Argentina de la crisis. Todavía no sabemos si Obama va a sacar de la crisis a Estados Unidos.
Por eso para mí Kirchner no es como Obama, es muchísimo mejor que Obama".