POLITICA
mario cifuentes, de la petrolera ops

Otro empresario acusa a D’Alessio de ser parte de un amplio mecanismo extorsivo

Señaló al falso abogado de presionarlo para que se desprenda de su empresa concursada a precio vil. “Santoro es su socio, me mandó mensajes mafiosos por TV”, dijo a PERFIL.

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Denuncia. El dueño de la patagónica OPS dijo a PERFIL que D’Alessio le pidió 200 mil dólares para salvar a su firma de la quiebra. | cedoc perfil

Su nombre figura en una de las carpetas encontradas por Alejo Ramos Padilla en la casa de Marcelo D’Alessio. Tras aparecer vinculado al falso abogado, detenido por el juez federal de Dolores por liderar una presunta red de espionaje ilegal para presionar a empresarios a pedido del fiscal Carlos Stornelli, el empresario Mario Cifuentes habló con PERFIL y lo acusó de presionarlo para quedarse con su petrolera OPS: “Alguien con poder estuvo detrás de toda esta situación”, denunció.

—¿Cómo calificaría la situación en la que se encuentra involucrado con D’Alessio?
—Es parte de un mecanismo de extorsión que utiliza alguien de mucho poder para debilitar económicamente a empresas, comprarlas baratas o bien destruirlas para ganarles el mercado. OPS había perdido mucho a partir del ingreso de Eskenazi a YPF. En 2016, justo cuando atravesamos un estrés financiero insoportable con deudas de YPF hacia nosotros, empieza a operar el mecanismo que denuncio. Ese mismo año dejamos de pagar aportes, cargas sociales. Luego entramos en concurso de acreedores y nuestra deuda con la AFIP ascendió a $ 400 millones.
—¿Hubo presiones de grupos de poder para debilitar a OPS?
—Hoy puedo decir que alguien con poder estuvo detrás de toda esta situación. Nuestros contratos se los dieron a Pecom (Pérez Companc), de forma directa y con condiciones más beneficiosas, mediante una resolución de YPF y luego de haber comprado Skanska. Fue políticamente orientado: entraron al mercado para ser uno de los principales proveedores de YPF.
—¿Percibieron anomalías en el concurso de acreedores?
—Muchas. Mantuvimos reuniones con dos compradores, sin llegar a buen puerto porque no conocían el área petrolera. Luego apareció una tercera persona que sí sabía del mercado, momento en el que me conducen a D’Alessio.
—¿Bajo qué circunstancias se desarrolló el primer encuentro con D’Alessio?
—Un día me llevan a su casa de Canning para una reunión. Al ingresar, me muestra sus autos de lujo, las armas y se presenta como parte de la DEA. Sobre el final, me comenta que podía arreglar las deudas de las empresas con la AFIP.
—¿Cuáles fueron sus sensaciones al conocerlo?
—Creí estar en presencia de un charlatán. Un mes después de estar en su casa, me llama a otra reunión, nos encontramos en un hotel y me muestra un legajo de inteligencia sobre mí que, supuestamente, era parte de un expediente judicial que me podía llevar preso. Me pidió 200 mil dólares para arreglar esa causa, pero me negué porque no tenía nada que ocultar.
—¿Y usted lo filmó manejando a más de 200 km/h?
—Sí. Ese día me llevó en su auto a toda velocidad por Libertador, pasando semáforos en rojo con total impunidad. Llevaba una pistola en la cintura y una escopeta o fusil adentro del auto.
—¿Cuándo comprendió que estaba bajo una extorsión?
—Un día me llama (D’Alessio) y me dice que mire Animales sueltos, donde el periodista Daniel Santoro menciona a mi empresa OPS. Era claramente un mensaje mafioso, no tengo otra cosa que pensar. D’Alessio me decía que era la última oportunidad para arreglar porque, después de ese programa, seguía Clarín. Finalmente, salió una nota en el diario en la que me acusaban de ser el nuevo Lázaro Báez.
—¿Qué opina del nexo entre D’Alessio y Santoro?
—Santoro es un extorsionador, socio de D’Alessio. Me mandó dos mensajes mafiosos por televisión. Se cree impune, tiene cobertura y la usa en beneficio propio, con la extorsión y el dinero que pensaban sacarme. Como periodista, nunca verificó la información, no me llamó para chequear. La nota de Santoro tiene mucho del informe que me mostró D’Alessio, con datos equivocados y maliciosos.
—¿Por qué no lo denunció?
—Si hacía la denuncia, tenía dos opciones: o D’Alessio pertenecía a un organismo oficial, un servicio, y me tenía que enfrentar a ellos. O era un delincuente suelto, con una organización detrás, porque nunca creí que haya actuado como lobo solitario. De todas formas, dejé todo asentado y resguardado en una escribanía.

(*) Informe Pablo Corso Heduan 

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