El funcionario argumentó que “lo importante es que esta persona salga del lugar” que ocupa para tener “una mejor Justicia”. Y consideró que hay que sacar del debate “el show mediático” que significaría hacerle un juicio político porque “dura meses”.
Así, Garavano salió a responder a las críticas que llovieron desde sectores del oficialismo, como de la diputada Elisa Carrió. “Si el Poder Ejecutivo le acepta la renuncia, el juez está afuera, no tiene más fueros y puede ser investigado como cualquiera de nosotros”, aseveró. Y explicó que el Presidente tendrá la renuncia del juez para su consideración la semana próxima, luego de que se realicen las consultas pertinentes a diversos organismos.
“Para el Gobierno hubiera sido más cómodo, que fue lo que hicieron todos los gobiernos anteriores, negociar con Oyarbide, es decir, ‘ahora lo tengo a Oyarbide, es mío’. Pero este gobierno le pone un corte y dice: ‘que Oyarbide se vaya, aunque sea mío no lo quiero, no queremos jueces nuestros, queremos jueces que hagan cumplir la ley’”, agregó en declaraciones a radio La Red.
Por otro lado, el diputado y consejero de la magistratura Pablo Tonelli, aseguró ayer que la aceptación de la renuncia de Oyarbide no significa “un certificado de buena conducta”. “Hay mucha gente que quiere que sea sometido a enjuiciamiento y quede clara su responsabilidad, pero la renuncia tiene algunas ventajas”, dijo Tonelli. Y enumeró: “Se evita un juicio que dura de seis meses a un año, se puede cubrir rápidamente la vacante, y con eso se afecta menos el servicio de Justicia”.
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