La renuncia indeclinable de Manuel Garrido a la Fiscalía de Investigaciones Administrativas
(FIA), en la que investigaba resonantes casos de presunta corrupción en el Gobierno, generó
preocupación en la oposición. Los presidentes de los bloques de senadores y de diputados nacionales
del radicalismo, Ernesto Sanz y Oscar Aguad, respectivamente, calificaron hoy de "una muy mala
noticia para la salud de la República" la dimisión.
Los radicales marcaron que las causas por corrupción "dormirán el sueño de la impunidad", ya
que Garrido, sostuvo Aguad, era "uno de los pocos que se le animaba al poder, y por eso ha sido
ninguneado, maltratado y acorralado por este Gobierno”. Sanz lo complementó con algo de
ironía: "Espero que la sociedad advierta que esta renuncia es mucho peor que la de Riquelme”,
dijo.
El diputado de la Coalición Cívica aseguró que la renuncia de Garrido "es consecuencia de la
política del Gobierno destinada a destruir los organismos de control" y expresó su preocupación.
Además, marcó que existe "una deliberada política del Gobierno destinada a debilitar y destruir los
organismos de control de la República".
La ONG Poder Ciudadano se sumó a las repercusiones de la salida de Garrido. Delia Rubio, su
titular, afirmó que "es una pérdida muy importante para quienes creemos que la transparencia debe
ser el norte en la política argentina" y agregó que "afecta al poder porque se busca que no haya
funcionarios con independencia y coraje". Asimismo defendió a Garrido por "haber sido una de las
personas que más ha luchado contra de la corrupción desde el propio Estado".