POLITICA
Elecciones en Rusia

Perfil de Dimitri Medvedev, el nuevo presidente ruso

Amante del hard rock, el futuro presidente ruso además practica yoga y natación. Es considerado un liberal. Su larga relación y colaboración de Vladimir Putin. Es "acusado" de ser judío, en un país donde con larga tradición de anti-semitismo.

Dimitri Medvedev.
| AFP.

Dimitri Medvedev tiene un apodo muy representativo de como lo ven quienes siguen la política rusa: Vizir, nombre persa con el que se designaba al principal consejero, ayudante o ministro de los monarcas musulmanes, fuesen ayatollahs, sultanes o califas.

Muchos asocian a Medvedev con un vizir porque se hizo a sí mismo desde las sombras de hombres más poderosos y famosos, acompañándolos y asesorándolos hasta que le llegó su turno. Ese turno será hoy, cuando sea electo presidente de Rusia en reemplazo de Vladimir Putin, uno de esos hombres poderosos a los que acompañó y el que decidió a dedo que Medvedev sería su heredero.

Desde los comienzos de su carrera política, por allá a principios de los 90 en San Petesburgo, Putin, enfrentó un solo escándalo de corrupción. Fue en la época en que dirigía la comisión de relaciones exteriores de la ciudad y fue acusado de malversación de fondos y de favorecer a empresarios amigos.

Putin salió indemne del escándalo en gran parte gracias al asesoramiento de un equipo de abogados entre quienes estaba un doctor en leyes de 24 años llamado Dimitri Medvedev. Ambos eran oriundos de San Petesburgo (aunque Putin es 13 años mayor) y se habían conocido algún tiempo antes. Los dos estudiaron abogacía en la Universidad de San Petesburgo (Medvedev obtendría allí su doctorado en leyes) y tuvieron de profesor a Anatoly Sobchack, un reconocido activista pro-democracia en los 80s, cuando la democracia era un sueño de pocos en la Unión Soviética.

Medvedev también participaba de grupos democráticos y críticos del estalinismo y tanto él como Sobchack apoyaron la perestroika de Mijail Gorbachov. En 1990, Sobchack fue electo intendente de San Petesburgo y llevó a varios ex alumnos a trabajar al municipio. Medvedev era uno y Putin otro. Fue entonces que Putin pasó de trabajar para los servicios de inteligencia a trabajar en política. Desde entonces el camino Medvedev siguió el de Putin.

Dentro y fuera de Rusia, Medvedev es considerado un delfín de Putin, quien será nombrado primer ministro después de entregar la presidencia en mayo. Pero hay algunas presunciones de que ambos son diferentes. Medvedev es considerado más conciliador que autoritario y también más democrático y más interesado en abrirse al mundo que Putin. No parece tampoco tan preocupado como su mentor por defender la identidad rusa.

Igualmente estas presunciones se hacen por cosas que Medvedev dijo hace tiempo y por lo que logran reconstruir periodistas y analistas políticos extranjeros a través de declaraciones de terceros, porque el candidato mismo ha evitado hacer campaña, por lo cual sus ideas han recibido poca difusión. En lugar de salir de campaña en forma tradicional, Medvedev ha optado por mantener su puesto como vice-primer ministro primer y ha viajado por todo el país en calidad de tal, alegando que es parte de su trabajo. Estos viajes han recibido amplia cobertura por parte de los medios estatales, mientras que sus opositores casi no fueron mencionados en los mismos medios. Además, Medvedev se negó a debatir públicamente con sus rivales. No tuvo necesidad de hacerlo.

El mayor problema de su campaña fueron las acusaciones de que es judío. En un país con los antecedentes de anti-semitismo de Rusia, la posibilidad de que haya un presidente judío puede ser muy resistido. La polémica fue avivada por Nikolai Bondarik, líder en San Petesburgo del nacionalista Partido Ruso y se basó en dos hechos. Por un lado, Bondarik apunta hacia el apellido de la madre de Medvedev, Shaposhnikova, común entre la comunidad judeo-rusa, aunque también es común entre rusos no judíos (la madre de Medvedev es una profesora universitaria jubilada y vive en Moscú; su padre también fue profesor universitario y falleció en 2004). La segunda acusación apunta a que Medvedev visitó el centro comunitario judío de Moscú durante los festejos de Jánuka en diciembre pasado.

Bondarik  asegura que el hecho de resaltar el supuesto judaísmo de Medvedev no tiene nada que ver con anti-semitismo, sino con que cree que el electorado debería conocer esta "información" y que "Rusia debería ser gobernado por un ruso". Medvedev nunca admitió ser judío. De hecho, hace poco contó en una entrevista que se bautizó por la Iglesia Cristiana Ortodoxa Rusa a los 23 años.

Le crean o no a Bondarik, los votantes no parecen haber sido afectados por el posible judaísmo de Medvedev y sigue midiendo muy bien en los sondeos pre-electorales, aunque una gran mayoría de votantes sigue admitiendo saber poco sobre el futuro mandatario.

Cuando se convierte en presidente, quizás Medvedev, quien está casado con una amiga de su infancia y tiene un hijo de 11 años,  pase a ser el primer presidente del mundo en ser amante del hard rock y cuyas bandas preferidas  sean Deep Purple y Black Sabbath. Tanto le gustan ambas bandas que Deep Purple tocó en el Kremlin hace unas pocas semanas, contratado como un regalo de despedida cuando dejó la presidencia de Gazprom, la empresa gasífera estatal.

El futuro mandatario tiene otras pasiones bastante particulares, como ser un gran interés por "Olbanian" (jerga utilizada por jóvenes internautas rusos) y su amor por los peces, demostrado por la pecera que está en su oficina. Son pequeñas características personales que quizás no agreguen información sobre las ideas políticas de Medvedev, quien nada una hora por día y practica yoga, pero ilustran un poco la personalidad de quien presidirá una de las naciones más importantes del mundo.

* Editor de Perfil.com