"Quiero ser honesto y decir lo que pienso", comenzó por explicar el senador Miguel Ángel Pichetto en un tramo de su exposición durante el debate parlamentario para cerrar un acuerdo con los holdouts.
Y su declaración sorprendió: confesó el "verticalismo" con el que se manejaba el Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner lo que provoca la imposibilidad de que los senadores piensen por sí mismos.
"He recuperado la capacidad de pensar y reflexionar y de decir lo que realmente pienso", explicó. Y agregó: "Ya no estoy atado por las obligaciones que me determinaba ser gobierno y oficialismo".
Pichetto admitió que asumió "al peronismo con toda la historia, con la defensa de todos los gobiernos". "Con lo que fue el peronismo del 70; con las horas dramáticas; con la violencia; con todo lo que vivimos; lo que fue el gobierno de Carlos Menem con el voto popular, además, y que tuvo legitimación en la segunda oportunidad con cerca de un 50 por ciento; con lo que fue el período de 12 años; con lo que nos tocó gobernar en las crisis".
"Siempre hemos sido un partido de acción y de gobierno y hemos dado la cara, con errores y con aciertos; y yo no asumo al peronismo con beneficio de inventario, ni tampoco con el discurso nostálgico del domingo a la tarde, la melancolía que a uno lo atrapa el domingo por la tarde. Lo asumo con todos los claroscuros que tiene mi partido; y defiendo cada una de las acciones", manifestó en la primera sesión especial del año legislativo.
A la par, buscó defenderse de posibles reproches futuros: "Yo estuve en un proceso de lealtad indisoluble con mi gobierno hasta el último día, hasta el último minuto. (...) Pero cuando la Presidenta se fue y nos despidió en Olivos nos dijo que hay que tratar de ayudar al gobierno, no hay que bloquear, ahora viene un debate mucho más horizontal".
Tras su parlamento, y el del radical Ángel Rozas, la Cámara de Senadores aprobó por amplia mayoría el proyecto de ley impulsado por el Poder Ejecutivo para acordar con los holdouts que no ingresaron a los canjes de deuda de 2005 y 2010. El proyecto contó con el apoyo de 54 senadores y el rechazo de otros 16 en la votación en general, mientras que fueron rechazados los cambios propuestos por un sector de la oposición.
