POLITICA

Preclasificados

Por Samuel M. Cabanchik | Cómo se presenta el escenario para quienes obtuvieron una plaza en la “pole position” de la carrera presidencial.

Hacia octubre. Scioli ya "preclasificó" para suceder a Cristina.
| DyN

Si bien las PASO dinamizan el sistema electoral, no cumplen, en primer plano, la función de constituir una instancia de auténtica competencia en los frentes electorales o en los partidos políticos, fundamentalmente porque estos sufren un período de transición con final incierto. En efecto, el FPV sólo tuvo una interna real –más cerrada que abierta– en la provincia de Buenos Aires y Cambiemos generó una ficción de competencia con espárrines que se subieron al cuadrilátero para celebrar rápidamente el triunfo de Macri. Por el lado del Frente Renovador sí tuvo lugar una interesante competencia, con debate pre-electoral y todo, entre Massa y De la Sota, pero aún en este caso, si hubiera ganado este último, habría generado un efecto de catástrofe en ese espacio –como lo habría hecho Lousteau en CABA si hubiera vencido a Rodríguez Larreta-, no un resultado anticipado como una posibilidad racional del sistema.

Las PASO son en verdad una preclasificación para determinar la “pole position” en la largada de la carrera por el campeonato. En este orden, los tres candidatos con chances tuvieron algo para festejar: Scioli, porque con el 38% alcanzó un triunfo claro con expectativas para ganar en primera vuelta en octubre; Macri, porque seguramente sumará los votos de Sanz y Carrió, -y algunos más, que por opositores irán a parar allí-, partiendo con un piso significativo de alrededor del 31%; Massa finalmente, porque de retener como propios la suma de los votos de su alianza con De la Sota –lo que debiera ser probable– arrancará el tramo decisivo con un piso superior al 20 % -aquí le ganó al “círculo rojo”, los encuestadores, etc.

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Por debajo de los obvios, algunos hechos se destacan. Si, como cabe suponer, la mayor parte del voto a Massa es peronista, los porcentajes de UNA –su alianza con De la Sota– y del FPV sumados, muestran que bastante más de un 50 % del electorado votó construcciones políticas de origen, estructura y mensaje peronistas. Por fuera del peronismo, Macri logró reunir la gran mayoría del voto opositor, haciendo una relevante elección con María Eugenia Vidal en la provincia de Buenos Aires, un hito si se la evalúa en contraste con la larga historia previa de casi absoluto dominio peronista. En ese contexto, merecen ser destacadas también las notables elecciones de Aníbal Fernández, en medio de graves acusaciones periodísticas muy recientes, y de Felipe Solá, que obtuvo en la provincia un porcentaje similar al que obtuvo UNA en su conjunto a nivel nacional. Estas tres candidaturas prometen una lucha reñida para octubre.

En el plano de los discursos, los tres candidatos principales mostraron digna performance: Scioli y Massa en una línea ya afianzada, pero Macri con un salto cualitativo respecto de la noche del balotaje de CABA. Es exigible que, en lo que resta para las elecciones de octubre, los tres profundicen con la mayor claridad posible un mensaje político sustantivo, mucho más allá de las consignas vacías a las que se han limitado mayoritariamente hasta ahora. Y esto no sólo relativo a los fines sino principalmente a los medios, es decir, a las políticas concretas que se utilizarán para alcanzarlos.

En conclusión, el sistema electoral argentino ha logrado disimular las profundas debilidades de los partidos políticos como mediadores de representación clara de la voluntad del electorado. La preclasificación de las PASO ayudaron a eso, en un clima social que, sin ser el deseable, se muestra mucho más propicio que en otras oportunidades para un recambio presidencial en paz.

(*) Senador (2007-2013). Filósofo.