El escándalo por la utilización de franquicias diplomáticas para la importación ilegal de
automóviles de lujo es tratado dentro de la Cancillería como un secreto de Estado.
Funcionarios allegados al canciller Jorge Taiana comenzaron a construir una muralla de
protección alrededor de Marcelo Pujó, director nacional de Ceremonial y jefe directo del
desplazado encargado de franquicias Jorge Matas.
Uno de los albañiles de la estructura de contención es el subsecretario de Coordinación y
Cooperación Internacional,
Rodolfo Ojea Quintana. El funcionario, con rango de embajador pero ajeno a la
carrera diplomática, también ostenta el cargo de presidente de la Honorable Junta de
Calificaciones.
“Es la mano derecha del canciller. Para que te des una idea, es como el (Julio) De
Vido de (Néstor) Kirchner”, comparó una fuente acostumbrada a hacer pasillo en
“La Casa”.
Pese a que es el funcionario más embarrado en el escándalo que agitó las principales misiones
extranjeras en el país, Matas se muestra tranquilo y vocifera que no declarará nada ante la
Justicia ni ante los encargados de hacer el sumario interno.
El diplomático que estampaba su firma en los formularios con los que se autorizaba el ingreso
al país de los carísimos autos sin dejar impuestos aduaneros en el camino
se encuentra haciendo nada a disposición del área de Personal y cobrando su sueldo.
La tranquilidad de Matas también descansa en otro buen amigo:
Carlos Alfredo Carrasco, asesor y cuñado de Jorge Taiana. El funcionario que
repartía franquicias diplomáticas y el esposo de la hermana del canciller habían cosechado su
amistad cuando estaban destinados en Colombia, en la pomposa década de los 90.
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