Movimientos sociales, piqueteros u organizaciones de la economía popular. Son muchos los nombres –y las opiniones– sobre este actor político que irrumpió a partir de la década del 90. Pero no hay duda de que ha sido y es un elemento que ningún gobierno desde entonces puede desconocer. La era Cambiemos no es la excepción.
La Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP) es la principal organización social. Nació en 2011 con la aspiración de ser la CGT de los trabajadores informales o autoempleados. Sus principales integrantes son el Movimiento Evita, el Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE) y el MTR La Dignidad. El sector más importante fue aliado del kirchnerismo pero muchas de sus reivindicaciones (como la “paritaria de la economía popular”) solo pudieron ser convertidas en ley durante la era Cambiemos. En esta elección, un sector apoya a Felipe Solá y otro, bajo la inicativa de Juan Grabois, se sumó a la campaña de Cristina Kirchner.
Fue la piedra fundamental del proyecto de unidad que los unió con Barrios de Pie y la Corriente Clasista y Combativa (CCC). Con una marcha el 7 de agosto, en 2016, constituyeron el denominado Triunvirato de San Cayetano y se instalaron como el principal interlocutor del Ministerio de Desarrollo Social de Carolina Stanley.
La CCC surgió, en 1994, del maoísta Partido Comunista Revolucionario (PCR) pero sumó también referentes peronistas. Fue un actor fundamental de las protestas durante el fin del menemismo y luego quedó fuera del paraguas kirchnerista, algo que lo golpeó por la “cooptación de referentes”. Con sus socios del triunvirato, en esta elección perfilan el apoyo a la candidatura de Felipe Solá y pugnan por la unidad opositora.
Barrios es una organización que nació en 2001 como brazo de desocupados del partido Patria Libre Venceremos, que luego se convertiría en Libres del Sur. Fue primero aliado del kirchnerismo y luego rompió. El año pasado sufrió una escisión entre el sector que sigue a su coordinador nacional, Daniel Menéndez, quien rompió con Libres del Sur por diferencias políticas cuando decidió apoyar la unidad opositora, y el que respalda a Humberto Tumini, de Libres, quien eligió sumarse a la campaña de José Urtubey y resistir la unidad con el kirchenrismo.
La rama que permaneció vinculada al partido quedó bajo la coordinación de Silvia Saravia. Forjó una alianza con el Polo Obrero, el brazo piquetero del Partido Obrero, que nació y creció en los 90, perdió fuerza durante el kirchnerismo y volvió a tomar protagonismo a partir del deterioro económico de la era Cambiemos. Con otros movimientos conforman una disidencia a los “cayetanos”.
El Frente de Organizaciones en Lucha (FOL) y el Frente Popular Darío Santillán son aliados tácticos de los “cayetanos” pero no comparten su apoyo a la candidatura de Solá (que ambos vinculan con la masacre de Avellaneda). El FOL surge de una ruptura del MTR Teresa Rodríguez y la Coordinadora Aníbal Verón en 2002. Tiene una organización de asambleas participativas y delegados, y realiza incluso una reunión nacional vía Skype donde discute cada decisión. Reúne a sectores marxistas y otras tendencias. No participan en política y llaman a votar opciones anticapitalistas.
El FPDS, por su parte, nació en 2004 y entre sus dirigentes hay familiares del piquetero del MTD asesinado por la Policía Bonaerense en el Puente Pueyrredón. Reúne a distintas tendencias políticas pero ha sufrido varias divisiones.
El mapa piquetero se completa con el Frente Milagro Sala, que perdió mucha fuerza con la detención de la dirigente jujeña. En 2017, impulsaron protestas fuertes en la 9 de Julio que terminaron con incidentes, pero su poder callejero disminuyó. La FOB, en tanto, es un colectivo de organizaciones libertarias con presencia en el Conurbano, Chaco y Córdoba, entre otros puntos del país.
