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Quiénes son los otros funcionarios imputados por el fiscal Garrido

Llevan décadas trabajando con el Secretario de Medios. Todos tienen su oficina en la Rosada. Qué hay detrás de cada uno de los funcionarios señalados por el Fiscal.

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El Fiscal de Investigaciones Administrativas, Manuel Garrido, imputó a Enrique Pepe Albistur por  haberse "autodistribuido" publicidad oficial por 10 millones, en presunta sociedad con tres funcionarios suyos, con los que llevan décadas trabajando. Se trata de Guillermo de Lella, Alejandro Lenzberg y Gustavo Fernández Russo.

Guillermo de Lella
, también conocido como "Chango", es la mano derecha de Enrique Pepe Albistur desde hace más de 20 años. Pepe le confía sus intereses y le da rienda suelta para que defienda a sus empresas en todos lados. Para algunos, “Guille es el cerebro y el mejor operador de Pepe”.

Proveniente del radicalismo, en 1985 De Lella se sumó al legendario "Equipos de Difusión", un grupo comandado por Albistur que se especializaba en publicidad política. Es socio del Secretario de Medios en, por lo menos, cinco de sus empresas y acompaña al secretario de Medios en la función pública. Su oficina está pegada a la del ex sushi Gustavo Fernández Russo.

El 29 de junio de 2005 fue nombrado en Director Nacional de Políticas Regionales, en la órbita del ministerio del Interior, por entonces a cargo de Aníbal Fernández, pero debió dejar su cargo el año pasado por un problema de incompatibilidad con trabajo en la actividad privada. Es que De Lella también estaba al frente de las empresas de Albistur.

“Es común que para localizarlo haya que llamar a las oficinas que Pepe tiene en la calle Córdoba”, cuentan allegados a la Secretaría de Medios. También fue presidente de la Cámara de Empresas de Publicidad en Vía Pública y uno de los que encabezó la ofensiva en Mendoza después de que un concejal impugnara un contrato contrato que beneficiaba a Albistur.

Por su experiencia y contactos, participó activamente en la campaña de Cristina Fernández de Kirchner, a tal punto que llegó a disputar ese espacio con su amigo Gustavo Fernández Russo. Señalado como el hombre clave del entorno de Albistur, guarda perfil bajo y suele llevarse los elogios por conseguirles puestos a los amigos.

Alejandro Lenzberg, "el contador". Trabaja “desde siempre con Pepe”, es un gerente histórico de la empresas del secretario de Medios y aunque algunos rumores indicaban que podría ir a Télam a “poner las cosas en orden”, volvió a jurar como Subsecretario de Gestión Administrativa de Albistur.

“Hay que hablar con Lenzberg”, es una de las frases que más se escucha en los pasillos de la Secretaría de Medios. Es que Lenzberg es uno de los que mejor maneja la distribución de la millonaria pauta oficial, recibe los pedidos y los evalúa con atención.

Hombre parco y de pocas palabras es respetado por algunos y  temido por otros porque, “a Lenzberg no se le escapa una”, dicen los que lo conocen, y no son pocos, porque su trayectoria junto a Pepe le dio numerosos contactos y el perfil de hombre que sabe “hacer bien los números”.
Gustavo Fernández Russo. Nadie sabe bien cómo fue que Albistur “lo compró”, lo cierto es que hoy Russo, como lo llaman en la Secretaría, es el Director Nacional de Comunicación y otro de los hombres de confianza de Pepe.

Su pasado radical y militancia en Franja Morada de la Facultad de Psicología de la UBA son una carga tan pesada que para evitarla solía sacarse el Fernández de su apellido. Durante el gobierno de Fernando de la Rúa fue uno de los "sushis" y llegó al cargo DE Director Nacional de Juventud. Eso le valió muchos contactos que sabe usar con cintura y discreción, como el encuentro de Cristina Fernández de Kirchner con Shakira, cuando su amigo Lautaro García Batallán integraba la Fundación Alas de la reina del pop latino.

Fanático de la tecnología y los jueguitos, llega casi siempre cerca del mediodía y se reúne con su equipo de jóvenes colaboradores. Por su oficina también desfilan los que buscan publicidad oficial y por eso tuvo más de un encontronazo con Lenzberg. Tiene buena relación con los funcionarios más jóvenes a los que atiende y asesora siempre que puede. Y aunque sus pretensiones son otras, sabe que su lugar es ser el receptor de las quejas por los desatinos de la gestión de Albistur.