POLITICA
Conciliacin impensada

Revista Noticias: Gorriarán Merlo y Seineldín, unidos por Raúl Portal

Tiene una extraña habilidad para relacionarse con personalidades que incomodan. Se ganó la confianza de Gorriarán y Seineldín, y organizó asados para que se hagan las paces.

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En uno de los televisores que instaló en el gimnasio de su casa, Raúl Portal contempla un documental que acaba de producir sobre el ex guerrillero Enrique Gorriarán Merlo, su amigo, mientras arroja golpes a una bolsa de box que se retuerce rítmicamente como si fuera un gusano atacado por hormigas.

Tiempo atrás, para descargar tensiones, escribía con tiza el nombre de alguien que lo molestaba particularmente y bailaba alrededor de la bolsa soltando ganchos y jabs hasta que sentía que el cansancio le despejaba la perspectiva y empezaba a ver la vida color de rosa.

"Yo hacía karate. Buf, buf. A esa energía positiva la llaman Ki. Buf. Desde entonces, llevo esa energía conmigo. Buf. ¿Te cuento algo maravilloso?". Despliega una combinación de golpes cortos y quiebra la cintura buscando nuevos flancos donde hundir los puños.

"Cuando Gorriarán hizo la huelga de hambre en prisión, buf buf, yo le llevaba jugos nutritivos. Buf. Para que no se deshidrate. Buf. Se podía haber muerto ahí mismo."

Junto con el jugo, Portal, percusionista en sus ratos libres y coleccionista de álbumes de salsa –tiene 1.200-, ingresaba cada día con un disco nuevo de son cubano de obsequio.

"Le levantaban el ánimo. Él escuchaba sólo jazz y música clásica. Buf. Cuando vino Fidel, le dije que mi sueño era hacer un documental de música cubana. Bueno, viejo, hasta acá llego. Ahora, los abdominales."

Entre las celebridades agazajadas por la embajada para charlar con Castro cuando visitó la Argentina, estuvo él. Al verlo, dos personas se le acercaron a susurrarle la misma inquietud: "¿Y vos, Raúl, qué carajo hacés acá?"

Portal se tiende sobre un banco inclinado. Dice que puede hacer 1.000 abdominales seguidos sin parar de hablar. Y habla. "En la embajada nadie lo podía creer. Jop. Como digo que soy nacionalista y que el coronel Seineldín es mi amigo, jop, algunos me consideran de ultraderecha. Otros, jop, que saben de mi amistad con Gorriarán y de mi lucha por los derechos humanos, jop, me ven como socialista. Ahora, decime vos".

Se detiene en un ángulo de 45 grados y golpea el estómago para que compruebe lo endurecido que está. "¿Quién dijo que defender la patria es de derecha, y que sólo los de izquierda pueden ser solidarios? Te voy a mostrar algo que te vas a caer de culo".

Se pone de pie y regresa con un recorte de Clarín del 8 de agosto de 1978, donde junto a otras 200 personas lo dan por desaparecido.

"Yo estaba en el Sur y un amigo me llama para decirme que figuraba en la lista oficial de desaparecidos. Tenía un programa de radio donde bajaba línea sobre las cosas que pasaban. Y recibía amenazas. Me mudé nueve veces durante la dictadura. Hasta pensé radicarme en Costa Rica".

Desde 1968 había sido empleado en el área de prensa del Ministerio del Interior. Aún se rumorea que, en lugar de empleado, Portal estaba cargo del área en tiempos de Videla.

"Cuando se lo conté a Gorriarán, se cagaba de risa. Todos saben que en los cargos principales estaban los militares. Yo lo único que hacía era redactar gacetillas y recortar periódicos. Mirá qué ingenuo era que se me acercaban mujeres a darme sobres. Me contaban: ‘Mi marido está desaparecido, ayúdeme’. ¿Y qué hacía yo? Se los daba a mi superior. Le decía: "Pobrecita, ayúdela". Pensaba que habían muerto en atentados o tiroteos. De cualquier modo, nunca vas a ver nada mío justificando los desaparecidos ni las torturas. Nunca."

En 1978 dejó el cargo en la Casa de Gobierno sin un centavo, por un puesto como gerente de relaciones públicas y prensa en líneas aéreas Austral. Dice que en 50 años, jamás tuvo mascotas porque jamás tuvo lugar donde tenerlas.

RINCÓN DE LA AMISTAD. Portal abandona el gimnasio para mostrar el cuarto contiguo: la habitación de las herramientas. Un ambiente con masas de distintos tamaños, 54 cajones de clavos con su respectivo calibre, pinzas alineadas de menor a mayor, máquinas sin una mota de polvo, el trabajo de un maniático del orden.


"Yo arreglo todo en casa. Ahora estoy con el retoque de puertas. ¿Ves la prolijidad que hay acá? Bueno, en mis programas también soy ordenado. Pero la gente cree que soy un bohemio. Piensa que me paro frente a cámara y empiezo a decir boludeces".

Apaga la luz y sube al quincho, al borde la terraza, mientras cuenta que equipó el gimnasio con un monitoreo de transformadores para no olvidarse las máquinas encendidas, una plaqueta movible con sus rutinas de ejercicios, y un pulsador electrónico para chequearse el ritmo cardíaco.

Arriba hay una pileta pequeña, una barra y una bandera. Portal se acerca y la deja a media asta. "Por la visita de Colin Powell". Hunde una mano en la piscina y recoge un monedero lanzado por un vecino. Lo palpa con el ceño fruncido exprimiéndole el agua, y luego, de cara a los pisos superiores, exclama: "¡Incivilizados!".

Después, recobra la compostura, el ki de la cuestión. "Sabés: en el barrio me llaman el loco de la bandera. Pero no estoy loco".

El quincho es acogedor. Espumaderas de plata cuelgan encima de la mesa. Una pared exhibe quince facones –uno para cada invitado- y una fuente con mates –uno también para cada invitado-. De alguna forma, el quincho es el rincón de la amistad.

Portal es amigo de medio mundo. Gente que si se viera las caras durante una cena, se revolearía los platos.

Desde ocho años atrás, organiza aquí mismo los "asados conciliadores". Convoca a empresarios, políticos, celebridades para saldar diferencias garantizándolesreserva absoluta –su mujer, Lucía, hace lo mismo con secretarias influyentes, dice que eso agiliza los trámites-.

"Soy un acercador. Un apaciguador. Lo heredé de mamá. En este lugar, se reconcilió gente que nunca te imaginarías. El próximo asado vendrán Gorriarán y Seineldín. Va a ser histórico. Ellos nunca se vieron. Y tienen muchas cosas de qué hablar".

Portal es amigo de De la Rúa –"lo conozco hace 36 años"-, de Jorge Altamira, Daniel Hadad –"un tipo encantador, generoso, leal"-, de Celia Cruz, Mohamed Seineldín –"el ‘coro’ fue el militar que más años estuvo preso, una injusticia"-, del padre Grassi, de Gorriarán Merlo –"le regalé un perrito que ahora se lleva a Cuba"-, de Silvio Soldán y de Mario Socolinsky.

Siete meses atrás, cuando le prohibieron a Grassi ingresar a la Fundación, Portal se hizo cargo de la presidencia y terminó tomando pastillas para dormir. A Seineldín, los fondos de una semana, alimenta un comedor escolar a lo largo de un mes.

Entre el decorado, hay pisapeles de Gandhi y la Madre Teresa. Pinturas de artistas con atrofia cerebral, sin manos, jubilados, cartoneros. Dice que pagó por cada uno de ellos. Además integra como voluntario 16 entidades benéficas –una escuelita en una favela de Río, otra en
Cuba-, y tiene un archivo en su pc donde lleva la cuenta de todas ellas.

NOTICIAS: ¿No es contradictoria su amistad con Seineldín y Gorriarán, que provocaron matanzas de inocentes, y su protagonismo solidario?

Portal: Yo no los juzgo. Además dijeron adiós a las armas. Hay gente que quiere que vuelvan a aplicar los mismos métodos, y se niegan terminantemente. Ellos mataron gente a tiros. Pero fijate: la desnutrición, ¿no es un genocidio? La pena de muerte existe. Hay chicos que están condenados en la Argentina a morir de hambre. ¿Sabés qué me dice la gente? "Si fueras progre, qué prensa tendrías, Raúl".

Fijate lo que pasó con la Alianza. Decían que eran progres. Al final, fueron regres. Yo estoy harto de los periodistas que son progresistas orales. Se convirtieron en fiscales y delatores de colegas. ¿Y ellos qué hacían en la dictadura? Desafío a cualquier progre a ver quién es más de izquierda. Y a ver quién hace más abdominales.

Yo soy socialista práctico. Y estoy casi solo en esto. Ahora, explicame vos, ¿cómo me entienden los cubanos, Gorriarán, Altamira, y no los periodistas? ¿Cómo?"

DIVINO PERDÓN. Mientras camina, Portal va acariciando los lomos de sus 113 tomos de la enciclopedia Espasa. Últimamente, lo único que lee son libros religiosos. Hasta hace algunos
años, conservaba en dos cajones llenos a reventar, una pila de muñecos vudú, fotos atravesadas por alfileres, maldiciones que le enviaban los curanderos desde que él decidió combatirlos.

"Los tiré. Había un muñequito que era un calco mío lleno de agujas. Tenía una clavada en las bolitas. Me dio cosa. Mi cruzada contra los manochantas viene de hace mucho. Cuando  López Rega publicó ‘Astrología esotérica’, yo me cagaba de risa. Era un mamarracho. En la radio lo llamaba todos los días a Puerta de Hierro para preguntarle qué color de zapatos tenía que usar. Cuando volvió con todo el poder, le dijo a un colega que me advirtiera que él era mi enemigo".

Portal dice que en los años de plomo, el ERP o Montoneros fulminaron a un amigo suyo de 18 balazos. Y que otros amigos están desaparecidos, o murieron bombeados por la Triple A. Y que  aún así, es posible perdonar.

"Respeto más a Gorriarán que ahora está sin trabajo y mantuvo una línea, que a Galimberti, que terminó como empresario asociado a la gente que combatía. No puedo entender cómo tipos talentosos como Rodolfo Walsh, respondían a él.

Ni Seineldín ni Gorriarán hicieron lo que hicieron para enriquecerse. A mí nunca vas a escucharme decir si algo es bueno o malo. Digo sólo: me gusta o no me gusta. Y sólo hablo de lo que estoy seguro. Antes de ‘Notidormi’ era anti-todo. Un cura me dijo: ‘¿por qué en lugar de ser anti, no sos pro de la contra?’ Y así fue, en el programa terminamos ovacionando a todos. Hasta a la DGI".

A Seineldín, mientras estaba preso, le pagaba las expensas. Y al coronel Baraldini, detenido en Campo de Mayo, le obsequió un juego de herramientas para que no se muriera de tristeza y pudiera mantener a su familia.

"Todos tenemos muchos amigos, pero en las malas se van. Yo no. Me gusta que me digan que soy el amigo Nro 1. Nunca pagué un título tan caro como ese. Prefiero cualquier ataque, antes que negar a un amigo. Fijate vos lo que es la hipocresía, no: los mismos que me pedían que les presentara a De la Rúa cuando asumió, después lo fusilaban. A Seineldín le preguntaban: ‘¿cómo sos amigo de este zurdo?’ Y a Gorriarán: ‘¿cómo sos amigo de este facho?’.

A Hadad también le han dicho de todo. Es la envidia. Portal conduce una emisión diaria en canal 7, "Upa el ánimo", por el cual no cobra un centavo. Tiene un punto de rating –"son 100 mil personas, ojo"- y las publicidades las canjea por comida.

Son curiosos los ídolos de Portal. Cuando se le pide precisiones, menciona a Groucho Marx, Marrone, Gandhi, Woody Allen. Pero si uno le exige que se quede con uno, se decide por el general Giap, el vietnamita que logró expulsar de su país al ejército norteamericano, al chino y al francés.

"Mi héroe. Inteligente. Nacionalista. Estratega formidable. Convirtió la adversidad en virtud. Napoleón decía que la primera etapa de una invasión es cultural. Y fijate vos: en Misiones llegan más los medios brasileños. Y nos compran cada día más tierras. Pienso igual que Carrió: van a venir por la tierra, por el agua y por el viento.

Y no los vamos a poder parar. ¿Sabés quién coincide también con Lilita? El ‘coro’ Seineldín. ¿Viste las similitudes que hay y nadie percibe? Bueno, yo milito por trabajar desde las coincidencias. ¿No escuchaste cómo ya le pegan a Kirchner? Yo me ofrezco de patovica intelectual. Lo defiendo aunque me peguen con todo. Yo fui golpista. Festejé y meé el busto de Perón cuando cayó. Lo digo y me arrepiento. Pero nadie me puede clasificar porque no soy hipócrita.

El hipócrita es siempre coherente. Dice año tras año lo que es políticamente correcto.

NOTICIAS: Tiene muchos amigos pero también hay gente que le tira misiles.

Portal: Es cierto. Pero sabés: yo hablo bien de gente que me mata. Para "Página 12" nunca hice nada bien. Ni un programa, ni una idea, ni una frase. A Ana María Giunta la admiro y ella habla pestes de mí. O Pergolini que decía que mi pasado me condenaba y fui en vivo a "La tevé ataca" para limar asperezas. Después se retractó. Un día, le había dedicado 40 minutos de programa a un periodista que me había puteado. Y en la calle al salir, un conductor me dijo: "Pelotudo, si ni Cristo pudo hacerlo, qué querés, que te quiera todo le mundo."

Tenía razón. Seguimos a Portal a lo largo de cuatro días.

En uno, durante su programa, limpiaba la baba de chicos epilépticos -"soy un subversivo, hago primeros planos de cosas que incomodan"-.

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En otro, en la Fundación Felices los Niños, protestaba porque había baldosas flojas, porque el Estado les debe casi dos millones de pesos y porque se congeló un depósito de tres millones tras la supuesta denuncia de que Grassi había viajado a Suiza.

En otro, lo vimos en casa de un amigo de Seineldín, abrazado al militar junto a una bandera Argentina, hablando de los días en que Portal lo visitaba en prisión con su monito y de lo bien que hace el ejercicio especialmente en la cárcel –Seineldín, es cierto, coincide con Carrió pero dice que, además del viento, la tierra, y el agua, van a venir por el oxígeno-.

En otro, lo vimos en casa de Gorriarán, recordando la noche en que fueron a un local de salsa y se mataron de risa y de lo rápido que se ha ido la Argentina al tacho.

Y uno de los últimos días, fuimos al edificio de AMI (Asociación Mascotera Internacional), la escuela de mascotas que piensa Portal inaugurar en agosto, y terminó frotando con el dedo la imagen de un perro Shar-Pei, exclamando:

"Yo admiro a los perros, no. Fijate: si juntás al de Bush con el de Saddam, seguro se van a entender más allá de lo que hagan sus dueños. Son leales. Y te digo una cosa. Cuando te la diga vas a entender todo: yo trabajo de perro. Soy el mejor amigo del hombre."