Cerca del juez Luis Rodríguez, el hombre que desde el jueves se convirtió en uno de los epicentros de las denuncias en Comodoro Py, ayer comentaban su sorpresa ante la acusación de Carolina Pochetti, quien lo apuntó de haber sido sobornado para no avanzar en una causa en su contra. Explicaban que el magistrado había tenido una sensación “indescriptible” al tomar conocimiento de lo sucedido. Detallaban que no haría declaraciones al respecto, porque “no puede salir a pronunciarse por algo que no existe”. Y agregaban, las mismas fuentes ante la insistencia de PERFIL: “no conoce más que lo que se dice. Es un hecho falso”. Al tiempo que agregaban que las declaraciones sobre la acusación las haría tanto en la eventual causa penal que se abriría tras la extracción de testimonio del juez Claudio Bonadio, que se hizo ayer, así como en el Consejo de la Magistratura, dónde ya tiene dos denuncias con pedidos de juicio político presentadas en su contra.
En cuanto a lo patrimonial, afirmaban que todas sus cuentas están en orden. Con las declaraciones juradas suyas y de su esposa, quien también trabaja en el Poder Judicial, presentadas. Por otro lado, desde el entorno del magistrado negaban desconocer quién o quiénes podrían estar detrás de la declaración de Pochetti, al sostener que era “un invento”.
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Cerca de Rodríguez negaban ayer también cualquier contacto con el fallecido Daniel Muñoz, Pochetti o sus testaferros. En tanto que desmentían cualquier posible vínculo de amistad con Miguel Pló, el detenido ex defensor de Pochetti, y quien de acuerdo a su relato habría intervenido en el pago de soborno. “No es amigo de Pló, nada que ver”, completaban.
En tren de amistades, la que sí reconocen con firmeza desde el entorno del magistrado es la que mantiene desde hace más de tres décadas con el operador judicial del kirchnerismo en tribunales y miembro de la Auditoría General de la Nación (AGN), Javier Fernández. “Se conocieron cuando estaban en Instrucción y desde entonces se hicieron grandes amigos”, explicaban. Mientras que por otro lado negaban de plano cualquier vínculo con Antonio “Jaime” Stiuso, el ex Director de Operaciones de la ex Secretaría de Inteligencia (SI) y otro de los grandes amigos de Fernández.
Ese presunto vínculo es uno de los que más se le achacan desde su llegada al fuero federal tras más de 35 años en la justicia nacional. De perfil bajo y modales cuidados, Rodríguez enfrenta por estas horas las más difíciles desde su llegada en 2012 al edificio de Comodoro Py 2002.
